Ganas. Esa es la palabra que mejor define los ánimos antes de comenzar el derbi castellano de fútbol de este domingo. Después de muchos años sin que los dos equipos de Burgos y Valladolid coincidiesen en la misma categoría, la cuarta jornada de la Liga ... SmartBank llevó de nuevo hasta El Plantío los tintes de un partido grande para ambas aficiones.
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BURGOS CF
Alfonso Herrero, Fran García, Álvaro Rodríguez, Miguel Ángel Rubio, Aitor Córdoba, Juanma, Unai Elgezabal, Andy, Saúl Berjón, Pablo Valcarce, Guillermo. Suplentes: Míchel Zabaco, José Joaquín Matos, Eneko Undabarrena, Óscar López, Roberto Alarcon, Claudio Medina, Álex Alegría, Ernesto Gómez, Miquel Muñoz, Riki, Raúl Navarro
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REAL VALLADOLID
Roberto Jiménez, Kiko Olivas, Rubén Alcaraz, Javi Sánchez, Roque Mesa, Saidy Janko, Fede San Emeterio, Lucas Olaza, Toni Villa, Cristo González, Óscar Plano. Suplentes: Jordi Masip, Sergio León, Diogo Queiros, Hugo Vallejo, Álvaro Aguado, Nacho, Luis Pérez, Anuar Mohamed
SEDE Estadio Municipal de El Plantío
ASISTENCIA 5567
ÁRBITRO Álvaro Moreno Aragón
Con la falta de los aficionados blanquivioletas por las restricciones provocadas por la pandemia de coronavirus, pero con todos los abonados del Burgos CF en sus asientos, el partido de máxima rivalidad regional volvió a poner en pie a la afición burgalesa.
Especialmente cuando sonó el himno a Burgos, que sonó con más fuerza si cabe en las gargantas de los aficionados blanquinegros. El encuentro comenzó bronco, con un primer encontronazo de Toni con la afición local. La megafonía de El Plantía tuvo que recordar entonces que la deportividad era lo primero para evitar que el partido tomara otros tintes.
El Burgos pisó el césped con contundencia para mostrar lo que ya había demostrado en jornadas pasadas que sabe hacer bien: jugar ordenado, junto y convertirse en un frontón para el juego ofensivo blanquivioleta. Los visitantes, que podían colocarse líderes en caso de hacerse con la victoria, decidieron tomar la batuta de un partido que se les convertiría en pesadilla con el paso de los minutos.
Los de Calero pronto se dieron cuenta de que tendrían su oportunidad. La clave se encontraba en la banda defendida por Janko y Alcaraz, que pronto demostraron estar poco contundentes. Miguel Rubio se mostró muy intenso durante los primeros minutos de un choque en el que las bandas se volvieron protagonistas en los dos equipos.
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La grada presionaba para convertirse en el jugador número 12 y espoleó a los suyos que cada vez se sentían más cómodos. El Real Valladolid controlaba el esférico pero sin profundidad y sin causar problemas a Herrero. Los de Calero presionaban la salida de balón del Pucela para obligarlos a jugar hacia atrás y así ganar metros y recolocar líneas.
La táctica de los burgaleses funcionó a la perfección. Poco a poco dieron un paso al frente y se sacudieron el dominio, ficticio eso sí, visitante. El primer aviso de los locales llegó tras un mal despeje de Kiko Olivas, buque insignia de la defensa vallisoletana, que le cayó a Andy y que Álvaro mandó muy arriba.
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A partir de ahí el dominio cada vez fue más del equipo burgales, que se sacudió los miedos y se olvidó de la clasificación para poner a trabajar a Roberto, el portero del Pucela. Berjón fue el primero que lo hizo con un lanzamiento desde la banda izquierda y que el cancerbero tuvo que despejar a córner con ayuda de Alcaraz.
Del córner salió la tercera oportunidad seguida del Burgos, que tuvo que volver a despejar el portero vallisoletano. Este fue solo el prolegómeno de lo que estaba por llegar. Corría el minuto 21.
Paso a paso el Burgos seguía provocando juego de ataque y haciendo pequeño a un Real Valladolid que estaba disputando, quizás, los peores minutos de esta temporada. Berjón, Andy y Juanma amargaron la tarde de Janko y Alcaraz que seguían sin encontrarse cómodos sobre el verde.
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Y ahí llegó la locura. En el minuto 32 Roberto tuvo que parar a bocajarro un lanzamiento de Guillermo al tiempo que los burgaleses reclamaban un penalti en la jugada anterior en la que Roque Mesa derribó a Juanma. El colegiado de la contienda acudió al VAR y señaló los 11 metros.
Juanma tomó el esférico y, cara a cara con Roberto, que ya sabía lo que es detener una pena máxima -lo hizo la jornada anterior ante el Lugo- engañó al portero y anotó el primer gol de la temporada para los blanquinegros.
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La locura se desató en El Plantío que entendía la trascendencia de ese gol. Lo que no se esperaban ni los más optimistas del lugar es lo que pasaría tan solo unos minutos después, cuando Álvaro colgó el esférico desde la banda derecha y Pablo Valcarce batía a Roberto por segunda vez. 2-0 en el minuto 39.
El Real Valladolid estaba noqueado y a voluntad de los hombres de Calero. El burgalés Pacheta se desesperaba en el área técnica intentando recolocar a sus jugadores, pero lejos de conseguirlo veía como el Burgos anotaba el tercero.
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Juanma aprovechó el desorden en el que estaba sumido el equipo vallisoletano para conducir el balón y anotar el tercero. Era el minuto 41 y el partido no solo parecía sentenciado sino que en cualquier momento daba la sensación de que podía ampliarse la renta.
Los vallisoletanos no probaron a Herrero hasta el minuto 44, cuando Óscar Plano se giró en la cabecera del área y lanzó demasiado cruzado en la portería defendida por el portero burgalés. Un minuto después, Roque Mesa lanzó una falta directa a sus manos en las que apenas tuvo problemas para embolsar el balón.
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Tras la reanudación, y el carrusel de cambios en el equipo de Pacheta, el Real Valladolid quiso sacudirse el dominio al que se estaba viendo sometido, pero el Burgos CF fue muy inteligente. Sin necesidad de ir a la presión tan fuerte como en la primera mitad, con el partido controlado y con un Pucela que seguía inoperante en ataque, se dedicaron a mantenerse ordenados y esperando de nuevo su oportunidad.
Dos tímidos disparos de los vallisoletanos, en los pies de Olaza y otro de Mesa desde fuera del área, fue el botín de los primero 15 minutos de segunda mitad para los visitantes. Mientras tanto, los locales siguieron probando fortuna en cada ocasión que tuvieron.
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Juanma lo siguió intentando, parecía que quería llevarse el balón a casa y conseguir anotar el tercero de su cuenta personal, hasta en dos ocasiones pudo hacerlo, pero no lo consiguió antes de ser sustituido y poner en pie al Plantío.
Los minutos fueron corriendo en el crono sin que pasaran grandes cosas en el verde. El Valladolid ofuscado no encontraba la manera de superar a los blanquinegros, mientras que el Burgos continuó acercándose con algo más de peligro para delicia de una parroquia que no dejó de apretar en los 90 minutos y celebró, no solo la primera victoria, sino también el primer derbi castellano de la nueva era en el fútbol profesional.
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