Un despiste defensivo deja al Burgos CF sin premio en Valladolid

Un derbi es un derbi. Y eso se notó desde los primeros compases. Tal vez algo mejor posicionado el Real Valladolid, pero el Burgos navegaba plácidamente agazapado en su campo. Esa ha sido una de las señas de identidad de los de Calero esta temporada y lo fue en esta tarde en Zorrilla durante 80 minutos.

Mientras tanto, los vallisoletanos buscaban una presión alta en busca de un robo en campo rival, pero ese objetivo no terminaba de llegar. Los minutos se consumían y ambos equipos se conformaban con lo que ofrecían. Los de Pacheta tenían la posesión; el Burgos, el poderío defensivo en busca de una contra.

La primera gran ocasión llegó en el minuto 25, cuando Villa se acercaba en solitario a Herrero. Se durmió, pero el balón le llegó a Weissman, ese delantero que no necesita ocasiones para marcar, y su tiro se fue a las manos de Herrero. Más sorprendente fue el error de Weissman al minuto siguiente. Incomprensiblemente marró para que siguiera el 0-0.

Espoleó esas ocasiones al Valladolid, que empezaba a incordiar a Herrero. Lanzamientos de Nacho, internadas de Plata, pero sin el premio del gol. Un dominio que tampoco inquietaba a los burgaleses, acostumbrados a estos lances del juego y que esperaban a que llegaran sus ocasiones. Oportunidades que no asomaron mucho el hocico, entre otras cosas porque se precisaba de la profundidad de Álvaro Rodríguez o la presencia de Valcarce.

Poco cambió el guion en la segunda mitad. Era un calco de los primeros 45 minutos. Los de Pacheta se volcaban en campo rival y Calero paraba ese intento de vendaval reforzando la medular con Andy. Metía más contención en el campo para templar el encuentro.

Estas eran las armas de los burgaleses para frenar a los vallisoletanos y eran más que efectivas. La del Valladolid era meter otro delantero como Cristo. La revolución de cambios, sobre todo en los de Pacheta, buscaba sembrar el caos. Romper el partido, pues los burgaleses habían dormido el encuentro.

Pero esa revolución no llegaba y los minutos desaparecían en Zorrilla en busca del reparto de minutos. No había ocasiones claras, aunque la posesión era vallisoletana. Pero todo cambió en el minuto 81, cuando el Burgos cometió un error de bulto en defensa.

Riki se durmió con el balón en su área, dio un mal pase a Álvaro Rodríguez y Cristo, con un golazo, hizo el resto. Era un despiste de los que te hacen perder puntos. Fue un tortazo a mano abierta, aunque el Burgos no dejó de intentarlo. Ya era demasiado tarde, aunque el propio Riki tuvo el empate con un lanzamiento lejano.