Chapuzones para entrar en Segunda

Al día siguiente había que trabajar, ir a clase pero la ocasión lo merecía y así lo han demostrado miles de burgaleses. Banderas, camisetas y bufandas. Ataviados de blanquinegros, los hijos del frío, los hinchas del Arlanzón superaban el millar en este icónico escenario de celebraciones burgalesas.

No han faltado los gritos acordándose de futuros rivales, como el Real Valladolid o el Mirandés CD, pero también el clásico «Burgos yo te quiero». Abrazos y gritos llenaban plaza España. Comentarios con cualquiera sobre el partido, «el gol lo ha metido el que lo merecía», se oía entre la emoción.

Con el partido acabado los pitidos de los coches se comenzaban a escuchar por la ciudad. Muchos se dirigían a la fuente de los Delfines, otros, simplemente, animaban a los que caminaban hasta plaza de España. Al acercarse al lugar la celebración ya lo inundaba todo.

No han faltado los clásicos baños en la fuente de los Delfines, de jóvenes y mayores. Un padre descalzaba y remangaba los pantalones a su hijo que celebraba así un hito que su padre recordaba ya lejano, «2001 el último ascenso a Segunda, qué suerte que viva esto, qué emoción», apuntaba el progenitor con una cara igual de ilusionada que la del pequeño.

Un balón sobrevolaba las cabezas de los presentes que lo empujaban de nuevo hacia el cielo, simulando la unión del fútbol. Esa gente desconocida a la que te une un sentimiento difícil de explicar pero digno de vivir.