¡Castilla es blanquinegra!

La espuela del jugador vasco condicionó una primera parte en la que los de Pezzolano no comparecieron durante los primeros veinte minutos. Tampoco fue efectiva su reacción, merced a la lentitud en la circulación de balón provocada por la buena coordinación de la zaga burgalesa.

Un trepidante inicio de segunda parte permitió a los blanquivioletas asediar el área de Caro con varias ocasiones claras que finalmente terminaron desbaratanado entre la defensa y el meta burgalés. En esas, con la afición echando el resto para dejar los tres puntos en El Plantío, el Pucela lo siguió intentando pero los de Bolo, haciendo gala de su resiliencia, aguantaron y tiñeron de blanquiengro el derbi castellano.

Arrancaba el partido con mucha intensidad y respeto también en ambos conjuntos sobre el verde de El Plantío, que caldeaba la -no tan- fría noche burgalesa en el segundo derbi castellano en 33 años en tierras burgalesas.

Poco tardaron los de Bolo en poner patas arriba el abarrotado feudo blanquinegro. Apenas corría el minuto tres de partido cuando Ander Martin cazaba con la espuela, con lo que pudo, un balón rechazado dentro del área de Masip para poner el primero del Burgos CF en el electrónico.

Se esperaba reacción del Real Valladolid en los siguientes minutos pero, emulando el percance en el viaje a la capital burgalesa, el cuadro de Pezzolano no hacía más que tener problemas en defensa. Olían sangre los blanquinegros, que, espoleados por la grada, querían rápidamente el segundo para dejar encarrillado el partido y seguir abriendo brecha ante un Pucela que no había comparecido aún en el partido.

El paso de los minutos fue decantando el dominio del esférico a favor de los pucelanos, que pese a contar con el balón, apenas generaban peligro. Por su parte, los burgaleses, mucho más cómodos, controlaban el partido mediante una sólida defensa y unas habtiuales salidas rápidas que sí inquietaban a la permeable defensa visitante.

Un buen centro de Iván Sánchez desde la derecha y un mal cabezazo de Anuar, que la echó fuera con todo a placer en una acción invalidada por fuera de juego, fue lo más peligroso del Real Valladolid en Burgos en la primera media hora de juego. Las dos líneas del 4-4-2 planeado por Bolo densificaban la creación de juego vallisoletana. No fue de fogeo la que tuvo Sylla apenas dos minutos después tras otro buen envío filtrado del 10 pucelano que Caro, siempre cerrojo de los blanquinegros, desvió con la bota izquierda a córner.

Apenas un chut desviado a la derecha de Masip de Fer Niño. Esa fue toda la producción ofensiva del partido en unas postrimerías de la primera mitad en las que el partido bajó de ritmo como si ambas escuadras firmasen la tregua para coger fuerza en el descanso y salir con todo en los segundos cuarenta y cino minutos.

Ni tres minutos habían pasado de la segunda mitad cuando el Real Valladolid, que tenía que apretar para intentar un gol rápido que facilitase la remontada, veía como Boyomo se introducía en propia puerta un córner botado desde la derecha por Curro. Pero la comba impresa por el 16 burgalés había según López Toca y su asistente, rebasado la línea de fondo. Gol anulado.

La réplica inmediata la tuvieron los de Pezzolano en la siguiente jugada en botas de Anuar, pero el ceutí, de nuevo, no acertó a embocar entre los tres palos defendidos por Caro una ocasión franca para la igualada vallisoletana. El aviso despertó al Burgos CF, que respondió con una buena jugada trenzada en el área de Masip que hizo entrar en calor las gargantas de la parroquia blanquinegra para la segunda mitad de derbi castellano.

El minuto 54 fue de asedio vallisoletano. Hasta en tres ocasiones centró sobre el área el cuadro pucelano con dos dañinos remate de Juric que entre Caro y la zaga burgalesa fueron capaces de desbaratar. Se animaban así los visitantes, algo espesos hasta entonces en el encuentro, que parecían haber encontrado en los costados la vía para desarbolar el logrado sistema defensivo burgalés.

Pasado el mal trago, el Burgos CF se sacudió la presión visitante con una arrancada marca de la casa que volvió a poner el equilibrio en la balanza del partido y permitió a los de Bolo salir de su campo y recuperar minutos de control del balón.

Después de varios minutos de intensidad y ocasiones, ambos equipos levantaron el pedal del acelerador, apenas por unos momentos, para recobrar aire y preparar el último cuarto de hora del partido. Sancris desbordaba al filo del minuto 70 para poner un venenoso centro al área que solo pudo rozar con la punta de la bota y que, aún así, hizo sombra en el palo derecho de la portería pucelana.

Se antojaba un final de infarto, como los que deben protagonizar los derbis castellanos en cuestión. Y en esas, con el Burgos CF repeliendo los ataques visitantes e intentando salir a la contra, y el Real Vallladolid haciendo la del martillo pilón en el área de Caro, la lluvía hizo acto de presencia para ponerle un toque aún mayor de epicidad a los diez minutos finales del choque.

Consciente de la dificultad de mantener el resultado, Bolo metió en el campo oxígeno personificado en dos perlas de la cantera, López-Pinto y Del Cerro, y pidió el aliento de la hinchada al más puro estilo Simeone para dejar los tres puntos en El Plantío. Con más intención que juego, los de Pezzolano buscaban el empate a través, sobre todo, de un Iván Sánchez que lideraba las ofensivas pucelanas desde la derecha.

Los de Bolo, por su parte, centraban sus esfuerzos en mantener a raya a los blanquivioletas y espesar y dilatar todo lo posible los arreones visitantes. Respondía la parroquia blanquinegra a la llamada de su líder, para hacer llegar a los jugadores donde las piernas, tras el desgaste de 96 minutos, no alcanzaban.