El Burgos CF rompe el maleficio a domicilio en Lezama

Ambos conjuntos firmaron un inicio de partido contemplativo, sin querer cometer errores que pudiesen decantar la balanza en los primeros compases. Con las ideas claras, los de Haritz Mújika cerraban los huecos ante un cuadro castellano que se fue de menos a más en la primera mitad.

El autogol de Félix al filo del descanso despertó a los locales, que salieron del paso por vestuarios espoleados y en busca del empate. También quería cerrarlo el Burgos CF, pero el palo negó el segundo a Dani Ojeda y, a partir de ahí, el Amorebieta echó el resto para protagonizar un arreón final que los burgaleses supieron sufrir para poder sacar el primer triunfo como visitante de la temporada.

Arrancó el partido en Lezama con burgaleses y vizcaínos midiéndose en los primeros compases. Ambos conjuntos se iban asentando mientras el paso de los minutos esbozaba el guión del partido, con los de Bolo asumiendo la iniciativa del juego con el esférico y los vascos buscando el error blanquinegro y el juego directo hacia la portería de Caro.

El primer «¡Uy!» de la grada lo protagonizó al filo de los diez minutos de partido una buena acción de Sibo, que se acomodó el esférico y armó un disparo se marcho desviado por encima del travesaño cuando buscaba la escuadra derecha de los castellanos.

El partido quería tener un ritmo alto, con los dos equipos tratando de llegar rápido a unas áreas que estuvieron poco menos que inéditas durante el primer cuarto de hora de partido. Pero la velocidad para subir el juego se densificaba en la zona de tres cuartos, donde a ambos conjuntos se les apagaba la luz para filtrar un último pase y generar ocasiones de peligro.

A ello ayudaba la disposición presentada por Hartiz Mújika con hasta siete efectivos dispuestos en dos líneas juntas en bloque bajo para cerrar todos los espacios y dificultar la creación de juego de Curro y Mumo, principales argumentos en la creación ofensiva burgalesa de inicio en Lezama. Sabedor de esta circunstancia, Bolo colocó en el once titular a dos extremos con desborde como Dani Ojeda y Álex Sancris, cuyo papel quedó demostrado cada vez que tocaban la pelota: encarar y generar superioridades por banda.

Seguía corriendo el cronómetro en Lezama pero las ocasiones llegaban a cuenta gotas. Querían romper el partido ambos conjuntos, pero ninguno se atrevía a arriesgar más de lo debido con cierto temor a dar un paso en falso que pudiera aprovechar el rival. Antes de la media hora de partido, Dorrio tuvo en sus botas el primero con un balón filtrado dentro del área en el que utilizo a la perfección su cuerpo para amagar y sacar un mínimo espacio para chutar a portería. Pero el chut salió mordido y, aunque por poco, no encontró la meta burgalesa.

El Burgos CF creció en las postrimerías del primer tiempo y muestra de ello fue el primer aviso de Fer Niño tras un buen balón filtrado que permitió al 9 burgalés sacar un ajustado disparo que se quedó cerca de convertirse en el primero. Pero el hombre gol blanquinegro está en racha y no avisó dos veces.

En el último minuto de la primera parte, Dani Ojeda desbordó y puso un potente centro raso que, ante la falta de contundencia de la zaga vizcaína, volvió a rematar desde el otro costado el ariete gaditano con malas intenciones. El balón rebotó entonces en Félix y se coló en la meta local para subir el primero del partido para los de Bolo.

Movió el banquillo Haritz Mújika para intentar paliar el golpe psicológico del gol antes del descanso y reactivar a su equipo para buscar la igualada desde el primer momento de los segundos 45 minutos. Y así lo hizo su equipo. El Amorebieta subió la intensidad en los primeros compases, merodeando por zona de peligro burgalesa pero sin llegar a generar inquietud en los dominios de Caro. La respuesta burgalesa llegó de la mano de Dani Ojeda con un potente latigazo que obligó a emplearse a fondo a Campos para rechazar a córner.

Apretaba más arriba el Amorebieta, que quería propiciar un error en salida de balón que le permitiese probar al meta blanquinegro. No estaba por la labor el cuadro burgalés, que con todos los jugadores con el mono de trabajo, repelía las intentonas vascas. Pero en el minuto 57, en una de las pocas ocasiones que el cuadro local jugó por la banda, Lasure encontró un balón llovido y empalmó un severo trallazo.

Caro rechazó a una mano un cuero que salió hacia atrás y se colaba en la portería blanquinegra. Cuando parecía que el empate estaba servido, Elgezabal apareció de manera providencial para sacar la pelota con la cabeza y salvar el empate zornotzarra en Lezama en una de esas acciones del partido que valen como un gol. La reacción burgalesa fue inmediata. Un balón largo desde la zaga y un error de cálculo de la defensa vasca bastó para que Dani Ojeda se internase en el área para anotar. Pero la madera negó el segundo al Burgos CF.

Tras estos dos chispazos, el escenario del partido se volvió mucho más dinámico. El Amorebieta encontró la clave para hacer daño a los de Bolo por las bandas y percutió una y otra vez en ambos costados. Por su parte, ante un equipo más estirado, el cuadro blanquinegro encontraba más huecos para enlazar con sus jugadores creativos y también para que tanto Ojeda como Sancris castigasen a la espalda las incorporaciones de los laterales locales.

Camino del último cuarto de hora de partido, Mújika echó el resto quitando un central y dejando claro que quería ir a por el partido. Así, el cuadro vasco piso el acelerador a fondo y comenzó a acular a un Burgos CF que se defendía de las acometidas locales.

Bolo sacó hombres de refresco para abarcar campo y, sobre todo, balancear el equipo y tapar las llegadas vizcaínas para cerrar la primera victoria a domicilio de la temporada. El cuadro blanquinegro la tenía en su mano, pero el Amorebieta no iba a rendirse sin agotar todas las opciones. A menos de diez minutos del final, con el acoso constante sintiéndose en el área burgalesa, Caro voló para sacar un excelso remate de Jauregui que se colaba por la escuadra derecha.

El Burgos CF iba a tener que sudar tinta china para poder llevarse el triunfo a El Plantío y, al filo del noventa, achicaba agua ante la ofensiva total de los de Mújika, que ponían centros desde ambos costados con suma facilidad. Los de Bolo, por su parte, solo podían defenderse como gato panza arriba y esperar al pitido final. Con un titánico esfuerzo de todo el equipo, el conjunto burgalés llegó a la orilla y escuchó con alivio los tres pitidos de Galech Apezteguía que certificaban la primera victoria a domicilio de la temporada.