El Burgos CF necesita a un Stuani

Oportunidad para Riki Rodríguez. Así lo decretó Calero en sus revolucionarios equipos titulares semanales, en esta ocasión contra el Girona. Lo que empieza a ser habitual es ver a los tres delanteros en el banquillo. Sí, otra vez Alegría, Guillermo y Claudio Medina empezaron el encuentro como meros espectadores.

Aun así, el Burgos CF arrancó el encuentro asentado en Montilivi. La idea de juego ya está impregnada en el ADN de los blanquinegros, aunque no hubiera peligro en los primeros minutos. Un tímido lanzamiento de Ernesto, que ya se ha acomodado en el once titular, y un larguero de Córdoba anulado por fuera de juego fue la carta de presentación de los de Calero. Una imagen que se desvaneció tras el minuto 20.

Pero todo eso se fue al traste en el primer lanzamiento a puerta del Girona. Juanpe remataba de cabeza un centro de Samu Saiz para sembrar dudas en los de Calero. El gol sentó mejor a los de Michel, que tuvieron el segundo en una ocasión clara de Baena.

En ese minuto 20 se acabó todo lo que ofreció el Burgos. A partir de ahí, monólogo catalán. Porque Samu Saiz, al que le sobra calidad, mandó el balón al larguero en lo que hubiera sido uno de los goles de la jornada.

Quería despertar el Burgos, pero el sueño en el que se había instalado era profundo. Necesitaban cafeína los de Calero, pero el preparador de los burgaleses no la hallaba. Se notaban las bajas de Juanma y Mumo y lo mejor, tal vez, era el descanso.

Precisamente a Mumo se le echó de menos en el segundo gol de los catalanes. Andy regaló un balón en la medular, lo que propició una contra de libro y un remate del pichichi de la categoría. Stuani hacía el segundo para hacer justicia en el marcador, porque el uruguayo tuvo el tercero en su bota izquierda.

Pareció abrir un poco los ojos el Burgos en el inicio de la segunda parte. Una segunda mitad en la que los de Calero ya jugaron con un delantero centro. Guillermo entró por Elgezabal, pero eso al Girona no le incomodaba.

Los catalanes simplemente tenían que esperar y eso lo hicieron de forma magistral en los segundos 45 minutos. En la segunda mitad, el miedo lo metió Guillermo, que cada partido que pasa se empieza a parecer a un delantero centro. Así lo escenificó en el 2-1, cuando mandó a la red un pase de Valcarce. El leonés buscaba la complicidad que tiene Juanma en Guillermo, aunque para eso aún faltan muchos partidos.

El paso de los minutos corría a favor de los catalanes, que esperaban a las contras para matar el encuentro. Los burgaleses, por su parte, se agarraban al partido como lo han hecho en gran parte de los enfrentamientos esta temporada. No bajaban los brazos y el empate ya no era una quimera.

Sobre todo, porque Juan Carlos, portero del Girona, ya empezaba a tener trabajo. Primero con Valcarce y luego con Grego Sierra. Pero todo acabó cuando Stuani, al que se le caen los goles del bolsillo, anotó el tercero para su equipo. Y hasta pudo ser el cuarto si no llega a ser por Caro. Sí, un delantero de los que da puntos.