El Burgos CF echa el cerrojo en casa y suma otro punto para la permanencia

Por su parte, los de Martí -que terminó expulsado- volcaron su producción ofensiva al contraataque en un intercambio de golpes en el que nadie logró desequilibrar la balanza. Tras sucesivos acercamientos y pocas ocasiones, ambos conjuntos firmaron las tablas sobre el verde burgalés para que los locales toquen casi con la punta de los dedos la permanencia y los sportinguistas se alejen un poco más de los puestos de descenso.

Cuando algo funciona, es mejor no cambiarlo. Esa debe ser la premisa que siguió el madrileño Julián Calero en el comienzo del partido en El Plantío con la repetición del mismo once repitiendo el mismo once inicial con el que logró tumbar al Tenerife el fin de semana pasado.

Tampoco cambió la climatología que desde el viernes, en diferente mesura, ha azotado Burgos con la nieve como principal adalid. Así las cosas, el partido empezó con un tempranero remate fuera del Sporting ante la tibieza de la zaga local en la salida de balón que sirvió para caldear la notable presencia rojiblanca en las gradas del feudo blanquinegro.

Apenas en el minuto 7, Fran Villalba, que cogió junto a Pedro Díaz el timón de las ofensivas gijonesas, anticipaba con un segundo disparo el guión de partido esperado y certificaba la mejor salida de vestuarios del conjunto visitante.

Si bien en la siguiente jugada, Valcarce, con un centro chut desviado, ponía pie en el área de los de Martí presentando las credenciales burgalesas para crear peligro: segunda jugada, juego interior rápido y verticalidad.

La sorpresa apareció en los minutos postreros, en los que el Sporting disfrutaba de espacio para correr ante un conjunto local estirado y con acumulación de efectivos en posiciones ofensivas, hecho poco usual en los de Julián Calero que acostumbran a mostrar un bloque compacto como en la pasada jornada ante la escuadra tinerfeña.

La entrada de Matos en banda izquierda liberó a Juanma, uno de los hombres de mayor calidad, para centrar su posición en busca de entrar en contacto con la pelota y capitanear las jugadas de ataque de los blanquinegros.

Con igualdad y pocas ocasiones se rebasó el ecuador de la primera mitad. Ambos equipos disfrutaban de posesiones cerca del área rival pero ninguno conseguía encontrar el hueco por el que filtrar un pase de peligro.

En esas, Malbasic estuvo a punto de cazar un balón largo que la defensa rojiblanca despejó contundente. En el saque de esquina, Miguel Rubio estuvo a punto de prolongar su racha goleadora con un testarazo imperial que se marchó junto al palo derecho del Pichu Cuéllar.

Pasada la media hora llegó la más clara del cuadro visitante en una internada por banda derecha de Gaspar que Churripi Caro atinó a despejar de la portería burgalesa con la manopla ante el disparo seco y cruzado del sportinguista.

Se adelantaba en el minuto 35 el Burgos tras una gran acción de Raúl Navarro que sacó un potente disparó rechazado por el meta asturiano. El rechace lo recogió Juanma para mandarla a guardar pero la acción quedo invalidada por posición antireglamentaria del 7 blanquinegro.

Con algunas imprecisiones en ambos equipos y con el Burgos apretando ante un Sporting desconectado y apático en los últimos quince minutos, el tímido regreso de la nieve bajó el telón de la primera parte.

Cinco minutos tardó el Burgos tras la reanudación en dejar claro que su partido estaba por las bandas. Tanto Raúl Navarro como Matos se perfilaban muy altos y buscaban los balones colgados a la olla. Pero fue Malbasic el que primero agitó el avispero gijonés en la segunda mitad.

Un par de minutos después, Valcarce probaba la capacidad de Cuéllar con un potente disparo que obligó a esforzarse al portero sportinguista. En apenas tres minutos, el cuadro blanquinegro botó cuatro saques de esquina.

Los de Julián Calero se vinieron arribas y dispusieron de varias posiciones inquietantes que sobretodo Valcarce no logró concretar en remates. Por contra, el conjunto rojiblanco se defendía como gato panza arriba de lo centros burgaleses.

En una de las pocas que pudo salir al contragolpe, Matos cortó con una talascada el avance de Djuka por banda derecha y recibió tarjeta amarilla, por lo que se perderá el derbi ante el Mirandés.

Al filo del cuarto de hora, el peligro que no habían sido capaces de llevar los de Martí se transformó en fuego amigo de Aitor Córdoba sobre Caro, que reaccionó a tiempo de despejar ante de que la cesión entre los tres palos del zaguero bilbaíno.

Veinte minutos tardó la dupla Villalba-Díaz en despertar de nuevo al Sporting del letargo en el que le había sumido el dominio local. Primero fue el 8 sportinguista el que agitó la varita para encontrar un pasillo entre líneas que Bogdan Milovanov conectó pero que nadie remató.

En la jugada siguiente, fue el 21 quien, completamente solo ante Churripi Caro, erró el disparo de zurda dentro del área pequeña para decepción de los integrantes de la Mareona presentes en El Plantío.

Con estas dos acciones, el conjunto asturiano vio la luz y se sacudió de encima al cuadro blanquinegro. Fue entonces cuando Julián Calero decidió mover el banquillo con el primer cambio de la tarde, dando entrada a Guillermo en punta por un laborioso Malbasic que no obtuvo premio a su constancia.

En el intento de dar réplica a los coletazos del cuadro gijonés, el Burgos se desprotegió y el Sporting lo aprovechó para montar una contra en la que Djuka chocó con Aitor y se quedó tendido en el suelo.

Tras salir el balón por banda, Martí, desbocado pidiendo la pena máxima en aquella acción, intentó esconder el balón para que Valcarce no sacará. La tangana posterior se zanjó con la expulsión del técnico visitante y una amarilla para el 8 burgalés, apercibido, y que también se perderá el derbi.

Apenas una académica volea de Ernesto -que había entrado por Juanma en el minuto 82- tras sucesivas idas y venidas de ambos equipos, fue lo más peligroso que se pudo ver en el verde de El Plantío en la recta final del partido antes del añadido.

El desemesurado descuento de ocho minutos dictado por el colegiado le vino bien al Burgos, que quemó las naves y se abalanzó sobre la portería del Sporting. Los de Julián Calero avasallaron desde los costados a los asturianos, entre los que emergía el omnipresente Babin para desbaratar cualquier remate blanquinegro y rubricar el empate a cero.