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Fue necesario un zarpazo del delantero del Valladolid Promesas Miguel de la Fuente para desenmascarar los defectos del Burgos CF, que sumó su segunda derrota consecutiva ante rivales directos que lucharán por el ascenso. Directos o, tal vez, ya no, porque los de Salmerón ... dilapidaron otra opción para reengancharse a los puestos altos de la clasificación. La ineficacia de cara al gol y el desorden defensivo al principio de la segunda parte pusieron en bandeja el triunfo al filial vallisoletano, que aprovechó su oportunidad gracias a un delantero al que se le caen los goles de los bolsillos.
Burgos CF
Palatsí, Carlos Martínez, Leak, Undabarrena, Toché, Pisculichi (Wilson, min. 67), Juanma, Raúl Sánchez (Goti, min. 58), Córdoba, Andrés y Borja (Indiano, min. 76)
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Valladolid Promesas
Samu, Corral, Jaime, Alende, Raúl Navarro, Doncel, Zalazar, Mancuso (Óscar, min.89), Kike Pérez (Víctor García, min. 76), Oriol y Miguel de la Fuente (Segura, min. 85).
Goles: 0-1, min. 63: Miguel de la Fuente.
Árbitro: Irurtzun Artola (colegio navarro). Amonestó a los locales Carlos Martínez, Pisculichi, Raúl Sánchez y Leak, y al visitante Kike Pérez.
Incidencias: Partido correspondiente a la décimo cuarta jornada del grupo II de Segunda División B disputado en El Plantió ante 5.000 personas.
No esperaron agazapados en su terreno los dos conjuntos ¿Por qué aguardar a la segunda parte si se puede dar la primera estocada en el inicio del encuentro?, pensaban los jugadores de ambos equipos. Y así fue, porque no corría ni el minuto 3 cuando Miguel de la Fuente mandaba el primer balón que tocaba al palo. Un susto que no amedrentó al Burgos, que intentó instalar ese nerviosismo inicial al bando contrario con un disparo lejano de Raúl Sánchez.
Tras las dos claras ocasiones, el partido no se durmió y el juego se trasladaba a las dos áreas del campo. No existía ese 'centrocampismo' que impera en Segunda B cuando dos equipos de la zona alta se encuentran en un terreno de juego. Con el paso de los minutos, el esquema de Salmerón se empezaba a imponer al de Javi Baraja. La profundidad de los dos carrileros burgaleses, con Pisculichi jugando por dentro, servía para que el Valladolid Promesas se empezara a esconder en su campo. Situación que no preocupaba a los de Baraja, que, ante el ligero dominio local, sacaba a relucir otras armas que atesora como la velocidad a la contra con Zalazar o Doncel como protagonistas. A esto se sumaba la temeridad al contar con uno de los mejores arietes de la competición, Miguel de la Fuente.
Los minutos pasaban y las dinámicas no cambiaban. Ese dominio burgalés se transformó en la ocasión más clara del encuentro gracias a un fortísimo lanzamiento de Andrés González, que desbarataron los reflejos de Samuel Pérez. Tras la ocasión, el partido rebajó la intensidad en ocasiones, pero no en despliegue físico. Los vallisoletanos seguían buscando la contra, mientras que los locales alternaban dominio con balones directos a la cabeza de Toché. Precisamente el veterano delantero tuvo en su cabeza la última ocasión de la primera parte, pero su balón lo despejó Kike Pérez cuando la grada saboreaba el primer tanto del encuentro. Nada funcionaba hasta el momento para ninguno de los dos conjuntos.
Cambió el papel de los dos equipos en el arranque de la segunda parte, el Promesas, apoyado en Oriol, se sentía más cómodo en campo rival. Al Burgos CF no le sentaba muy bien el paso por vestuarios. Parecía que le valía el empate y no fue así, porque volvió a aparecer la figura de De la Fuente. El delantero simplemente necesitó un buen pase de Oriol para fusilar a Palatsí. El gol no sentó bien a los burgaleses, que tardaron varios minutos en reaccionar. Incluso el propio De la Fuente tuvo en sus botas el segundo, pero el guante del portero castellonense servía para alentar a sus jugadores.
Necesitaban volver al encuentro los de Salmerón. Y lo hicieron, aunque sin ocasiones claras. Con más corazón que cabeza apuraba sus opciones el Burgos CF, que en este mismo campo, hace 15 días, hacía soñar a su afición con la victoria ante el Bilbao Athletic. Pero la sobriedad de hace dos semanas no se vio sobre el tapete verde de El Plantío y tan solo acciones aisladas de Toché, con un posible penalti en el 81, mantenían con algo de aliento a los locales. El filial vallisoletano, por su parte, centraba sus últimos esfuerzos en defender. Ya no pasaban del centro del campo y las carreras solo se daban para defender.
Ese trabajo defensivo sirvió para que no sufrieran en un final que estuvo marcado por los balones largos y los despejes de los visitantes.
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