Un punto de inflexión y de reflexión para el Burgos CF

Bien ordenado y adoctrinado se presentó el Burgos CF en El Plantío. La lección lleva aprendida hace tiempo y no se olvida. La pizarra de Calero funcionaba desde el principio, con las novedades ya consagradas de Elgezabal en el centro de la defensa y con Mumo en el centro del campo. Y con esos mimbres, los de Calero empezaron a desmembrar al Lugo.

Y lo hicieron ya en el minuto 8, cuando Grego Sierra, abonado al gol, se empeñó en cabecear a la red uno de los primeros saques de esquina. Un tanto para desatar la locura. Pero si importante fue el tanto del central, tal vez lo fue más la parada de Herrero. Otro que se esta acostumbrado a ser héroe por obligación. Sus paradas se han convertido en tradición y eso ya lo sabe afición.

Tuvo el segundo el Burgos en el remate de Córdoba, pero su golpeo se fue al cuerpo de Vieites. Era otro Burgos al de las últimas semanas. Hasta trenzaba jugadas desde abajo con la salida de balón de Elgezabal. Por su parte, los gallegos seguían agazapados en su campo. Los de Calero lo tenían bajo control.

Y sucedía eso por el paso que han dado hacia adelante jugadores como Matos y Mumo. Suplentes en el inicio de campaña se han asentado en el once gracias a su trabajo diario. Matos se ha convertido en un filón por la banda izquierda y el centrocampista ha hecho honor a su posición, abarcando Plantío y medio cada vez que juega.

Precisamente de las botas de Matos surgió otra gran oportunidad. El lateral, en un despliegue de potencia y calidad, puso en bandeja a Álex Alegría, que sigue negado de cara al gol, el segundo de la tarde. En el rechace, con todo a favor, Valcarce mandó la pelota fuera. Eran los mejores minutos del Burgos CF de la temporada.

Y todo lo que se vio hasta ese momento lo tiró por tierra Carrillo cuando empujó a la red el segundo tiro del Lugo. Era el final de la primera parte y el guion de la película cambió.

Y se modificó con comillas, porque el encuentro entró en su particular letargo. La mordiente del Burgos CF ya no era la misma, a pesar de tener el encuentro dominado.

Necesitaba un revulsivo Calero. Y este lo buscaba en Juanma. El escurridizo atacante, de la mano de Guillermo, entró en el 68 y su presencia se notó desde el primer segundo. Con el paso de los minutos, los dos equipos parecían que se conformaban con el empate, aunque había ocasiones para los sustos.

La tuvo el Lugo con un gol anulado por falta a Herrero. Al igual que el Burgos, con una gran jugada de Córdoba. Pero ahí murió el encuentro.