El Burgos CF consuma su segunda derrota consecutiva en Granada

Comenzaba el partido en el Nuevo Los Cármenes con Calero solventando la difícil papeleta de armar un once renovado con Raúl Navarro, Artola y Juan Hernández como novedades ofensivas y Areso y Fran García como carrileros largos para aportar velocidad en los laterales en las transiciones rápidas del equipo.

Meseguer, apenas en el primer minuto de partido, avisaba a los burgaleses con un disparo desde algo más atrás de la media luna del área de Caro que se marchó desviado por encima del larguero.

Como era de esperar, los de Paco López pronto se hicieron con el control del balón ante un Burgos bien plantado con las dos líneas habituales atrás y Artola amagando la presión para incomodar la circulación de los rojiblancos.

El Granada presentaba una línea defensiva alta, una de las que más arriba defiende de la Segunda División, para intentar ahogar la posible salida de balón burgalesa y recuperar cuanto antes el esférico.

Consciente de ello, el cuadro burgalés buscaba las botas de Bermejo para que inventase uno de los múltiples pases medidos a la espalda de la defensa que ha completado este curso para poner en ventaja las carreras de Artola y Juan Hernández, que encontró el espacio en el minuto 11 pero erró en el golpeo desde dentro del área.

El primer cuarto de hora bastó para atisbar la tónica del partido con un conjunto nazarí monopolizando el balón en busca del espacio entre una organizada y solidaria defensa blanquinegra que conectaba de manera intermitente algunos chispazos de calidad con los que inquietar los dominios de Raúl.

En una de las pocas salidas rápidas del Granada, el robo de la zaga castellana tornó en un contragolpe bien dirigido por los burgaleses que llevó el peligro a campo andaluz. Mumo sacó la varita y habilitó a Juan Hernández para que Raúl repeliese la finalización del '15' visitante.

Pese al gobierno del esférico impuesto por los de Paco López, con casi un 70% de posesión, el Burgos se mostraba más incisivo y encaminó la media hora de encuentro protagonizando las ocasiones más peligrosas del partido en las botas de un eléctrico Juan Hernández.

Los de Calero, más cómodos sobre el césped que los granadinos, comenzaron a ganar terreno a costa de un equipo andaluz falto de soluciones para percutir en el entramado defensivo habitual del conjunto burgalés.

Mumo y Bermejo, bien aleccionados por su entrenador, identificaban los huecos a la espalda de los zagueros nazaríes en cada balón en fase ofensiva para colocar buenos balones que no conseguían traducir en goles los jugadores burgaleses.

Callejón, muy activo desde el inicio del choque, era el atacante local que hacía cosas diferentes para tratar de agitar la poblada defensa visitante y encontrar la manera de hacer daño al Burgos. Y su constancia tuvo premio.

En el minuto 41, cuando el partido parecía encarar el descanso con la igualada en el electrónico, el '9' del Granada controló un balón en el pico del área y cedió perfecto para que Myrto Uzuni, con el interior del pie y ante tres defensas blanquinegros, se inventase un efecto diabólico ante el que Caro solo pudo hacer la estatua y observar el primer tanto del choque.

Así, sin grandes oportunidades de peligro, el Granada hacía valer su potencial ofensivo en las postrimerias de la primera mitad y el punta albanés demostraba por qué es el pichichi de la categoría de plata del fútbol español.

Con el subidón del tanto, los de Paco López olieron la sangre y se lanzaron a por un Burgos aún convaleciente del tanto del delantero nazarí. Aguantando los envítes locales, los de Calero resistieron lo justo para que el colegiado indicase el camino de los vestuarios para poder digerir el golpe sin mayores consecuencias y planear la remontada.

Curro fue la solución incluida por el técnico madrileño del Burgos para dar respuesta al gol local y asentar al equipo sobre el verde para volver al guión que le había dado buen resultado en gran parte de la primera mitad.

Pero fue el Granada el que metió el miedo en el cuerpo primero a los blanquinegros por medio de un balón largo a la espalda de la defensa burgalesa que los nazaríes terminaron con un disparo desviado a la derecha de la portería defendida por Caro.

De nuevo remataban los locales en el minuto 51, esta vez de cabeza, por medio de Ignasi Míquel un balón que se marcho cerca del palo izquierdo de la meta blanquinegra.

Reaccionó acto seguido el Burgos en una jugada bien hilada que finalizó Mumo y salió por encima de los tres palos tras golpear en la mano de un zaguero granadino que el ábitro no consideró punible al estar pegada y sin ocupar un espacio antinatural.

Controlaban el tempo del partido los de Paco López, apretando cuando veían los espacios y exponiendo un juego más horizontal para calmar los intentos de contragolpear de un cuadro burgalés que quería el empate pero no encontraba la fluidez necesaria para desarbolar la defensa local.

Crecía con el paso de los minutos el conjunto castellano urgido por el cronómetro mientras los andaluces trataban de dormir el encuentro con el balón y repelían las acometidas visitantes de los de Calero, que dieron un paso adelante para construir jugadas más cerca del área del portero granadino.

A diez minutos para el final, el preparador blanquinegro quemó las naves con la entrada de Saúl Berjon por Atienza para tratar de aportar más verticalidad y criterio en unos ataques burgaleses que no lograban asustar al Granada.

Quería encajonar el Burgos a los de Paco López para sumar el empate en el marcador y a punto estuvo de hacerlo por medio de Curro tras un buen centro desde la izquierda de Saúl Berjon y la mejor dejada de Valcarce para el tiro del '16' burgalés y la atajada de Raúl.

Con los castellanos atacando a tumba abierta, Uzuni y Perea intentaban aprovechar los espacios para matar el partido. En esas, el cuarto árbitro adivritó algo desde el banquillo burgalés y expulsó a Bermejo ante la incredulidad blanquinegra.

Con los cinco minutos de añadido, el Burgos echó -si le quedaba algo- el resto y aumentó aún más la presión e intesidad sobre un cuadro nazarí que aguantaba el tirón con el aliento de su afición.

Sin encontrar la alternativa para generar ocasiones claras, los de Calero movían el balón a la desesperada hacia arriba y los andaluces se defendían como gato panza arriba para mantener una ventaja que finalmente logró retener para rubricar la segunda derrota consecutiva del Burgos.