Golpe sobre la mesa del Burgos CF

Esos dos goles permiten al Burgos dar un paso al frente en la clasificación, abriendo una brecha con la zona peligrosa de la tabla, y encarar el fin de año con la confianza por las nubes.

Llegaba el Burgos lanzado al choque, con tres victorias consecutivas entre Liga y Copa y la posibilidad de distanciarse de los puestos en rojo a costa de un rival que a estas alturas de la temporada se antoja rival directo en la lucha por evitar el descenso. Y lo hacía, por cierto, repitiendo apuesta por parte de Calero, que volvió a poner de inicio a Juanma y Pablo Valcarce en punta de ataque.

Y la apuesta le salió de fábula al técnico madrileño, que vio cómo su equipo se adelantaba en el marcador a las primeras de cambio. Tras un par de acercamientos y sendos saques de esquina, Navarro cortaba en el centro del campo lo que se aventuraba como un contragolpe muy comprometido y abría a la banda diestra en busca de 'Mumo', que ponía un centro medido al corazón del área. Por allí aparecía Juanma para controlar la pelota, bailar en una baldosa, darse la vuelta y batir con solvencia a Altube. Un auténtico golazo que permitía al Burgos encarrilar el choque nada más empezar.

Aquel tanto trastocó, sin dudas, el planteamiento de Oltra, que hizo que sus jugadores dieran un paso al frente para intentar revertir la situación por la vía rápida. El Fuenlabrada comenzaba a carburar al ritmo de Pedro León y Cristóbal y empezaba a tener presencia en zonas peligrosas, mientras el Burgos, con un orden marcial en sus líneas, mantenía el control del choque.

Aunque era el Fuenlabrada el que mayor iniciativa demostraba en la creación, el fútbol y las ocasiones brillaban por su ausencia. De hecho, más allá de algún acercamiento aislado bien defendido por el Burgos, durante más de media hora apenas pasó nada sobre el terreno de juego. Y eso era una buena señal para el conjunto burgalés, que tanto con balón como sin él transmitía una sensación de control absoluto. Sin duda, el gran trabajo en el entro del campo de 'Mumo' y Elgezabal, quienes recibían frecuentes visitas de Navarro, fue esencial en este aspecto.

El partido, no obstante, se animó a medida que avanzaban los minutos. En el 29, Cristóbal pudo empatar el encuentro con un gran cabezazo a centro de Salvador que se marchó lamiendo el palo. Elgezabal daba la réplica minutos después con otro cabezazo que no encontraba portería.

Y cuando el choque ya enfilaba hacia el descanso, llegaron las dos mejores ocasiones; una para cada equipo. En el 42, Grego Sierra cazaba un balón muerto n el centro del campo, avanzaba varios metros y sin pensárselo mucho se inventaba un tremendo zapatazo que obligaba a Altube a esforzarse para desviarlo a saque de esquina. Apenas dos minutos después, Caro salvaba a su equipo del empate sacando una espectacular mano para mandar al larguero un perfecto testarazo de Sotillos.

Poco cambió el guion del encuentro tras el paso por vestuarios, con un Burgos muy bien plantado sobre el césped y un Fuenlabrada que quería, pero no podía. Y es que, todos los acercamientos del cuadro madrileño acababan irremisiblemente muriendo en la orilla. Prueba de ello fue la ocasión de Anderson, que en el 50 probaba con un disparo cruzado atajado con solvencia por Caro.

Esa fue, quizá, la mejor oportunidad de la segunda parte para un Fuenlabrada que minutos después se quedaba con diez tras la expulsó por doble amarilla de Mbia. El escenario pintaba propicio para los intereses del Burgos, pero el Fuenlabrada no bajó los brazos. Ni mucho menos. De hecho, por momentos, el cuadro madrileño jugó mejor con diez que con once.

A ello ayudó el hecho de que el Burgos diera un paso atrás a medida que avanzaban los minutos. Los de Calero mostraron en ese momento su perfil más conservador, cediendo la iniciativa al Fuenlabrada, que lo intentó con más corazón que cabeza y fue incapaz de poner la igualada.

Aún así, al Burgos CF le tocó sufrir, quzá más de la cuenta, pero el fútbol es así. Y sufrió, de hecho, hasta el tiempo de descuento, cuando Guillermo sentenció el choque desde los once metros. Minutos antes, el cuadro burgalés pidió penalti por mano dentro del área tras un cabezazo de Alegría. El árbitro dejaba seguir, pero tres minutos después, le llamaban desde la sala VAR. Podía haber habido algo. Y lo hubo. Tras la revisión de las imágenes, el trencilla señaló el punto de penalti, Guillermo asumió la responsabilidad y terminó de decidir el choque, a pesar de los ocho minutos de prolongación, en los que el Fuenlabrada pudo, de nuevo, encontrar porteria. Pero no lo hizo, y el Burgos sumó otra victoria.

Una victoria que coloca al cuadro blanquinegro con 28 puntos y en una situación sin duda muy cómoda para afrontar los importantes compromisos que restan de aquí a final de año. De momento, ya van cuatro victorias consecutivas. La siguiente parada será en Copa del Rey frente al Zaragoza.