Que viva Don Carnal

Los disfraces tradicionales, como los payasos, doctores, animales o brujas son protagonistas en la mayoría de los desfiles. Sin embargo, hay otros que dejan volar su creación e inventan vestimentas que, quizás, no sean tan reconocibles para todo el público. Por ejemplo, la fiesta alemana de la cerveza, el Oktoberfest ha invadido el Paseo del Espolón, aunque puede que muchos solo hayan visto a personas disfrazas de jarras cerveceras.

Miles de disfraces lucen en un desfile que comienza en la Plaza del Rey San Fernando y que acaba en la Plaza Mayor, donde una disco móvil está esperando con su música bien alta. Los primeros en llegar son los cabezudos, pero rápidamente, un perro marrón y gigante asume el protagonismo, pues quizás ha sido la figura de mayor tamaño. Aunque una barca de romanos, un ariete, las naves espaciales ambientadas en Star Wars, entre otros, le han hecho sombra.

Música, luces, interpretaciones, comida… El desfile burgalés es, sin duda, muy completo. El público no solo disfruta viendo a las Peñas de la ciudad disfrazadas, sino que también se alimenta. Un puesto de palomitas ha ido repartiendo un aperitivo a todo el público. Además, los caramelos han volado por los aires, han caído al suelo y, los niños, muy veloces, los han recogido. Y mientras, música de los años 80, de estilo rockero, canciones de pop actuales o el tradicional ‘Carnaval, Carnaval’, han amenizado una fiesta en la que disfruta toda la población, sea cual sea su edad.