Una visita soleada y florida a los difuntos de Burgos

Tal vez por ese motivo, las visitas han sido este año más numerosas y con más tranquilidad, pues si bien podemos visitar a nuestros difuntos cualquier día del año, el primero de noviembre es una fecha tan señalada que estar ausentes deja a muchos con mal sabor de boca. Este año se ha podido ir sin restricciones y, tras las lluvias de los últimos días, el sol ha lucido a ratos este lunes.

La mayoría de los que se han acercado hasta Son José esta mañana lo han hecho ya de visita, pues durante toda la semana han ido llegando burgaleses a adecentar las tumbas y depositar flores. Sin embargo, todavía hoy se podía ver a familiares limpiando las lápidas o llevando ramos, coronas y centros florales. Familias al completo dispuestas a rendir un recuerdo a los que ya no están entre nosotros.

El 1 de noviembre será especialmente doloros para todos aquellos que han perdido a un ser querido reciente. También para los burgaleses que han tenido que decir adiós a familiares y amigos que murieron a causa de la covid-19, que ha segado directa e indirectamente muchas vidas, y que sigue siendo una amenaza, aunque el avance de la vacunación haya disminuido a mínimos los riesgos.

En 2020, en el Cementerio de San José se registraron un 14% más de enterramientos, alcanzando la cifra de 1.325, muy por encima de la media anual. El INE, en su estudio experimental, calcula que a lo largo de todo el pasado año murieron en Burgos casi 5.000 personas, una cifra superior a la de años anteriores por el impacto de la pandemia. Todo ese dolor vuelve, más o menos mitigado, en el Día de Todos los Santos.