Vicente Vivancos repasa la historia militar de Gamonal

Vivancos reúne las dos vertientes. Y los hace con gusto en sus publicaciones. La última es 'La militarización de Gamonal'; los archivos de Burgos (en especial el específico de Gamonal de Río Pico) y del Ejercito son las fuentes en las que se ha basado para la publicación que llegue a todo el mundo. El libro se puede adquirir ya en librerías de la ciudad al precio de 20 euros y la presentación oficial se llevará a cabo en las fiestas de las Candelas de Gamonal, a finales de enero.

Vicente Vivancos escribe con soltura y con palabras que conoce todo el mundo lo que se traduce en una lectura sencilla que engancha, porque el autor se lo pone fácil al lector.

La ocupación de Gamonal de Río Pico por parte de un cuerpo militar comenzó «a finales del siglo XIX», explica Vivancos, «y que todavía existe, porque sigue habiendo cuarteles». El trasfondo de todo es que «el Ejército ocupó terrenos a cambio de nada», acentúa.

En aquella época remota anterior a la Guerra Civil, el intercambio era claro: «ceder terrenos gratis a cambio de traer agua». Pero todo se quedó en una promesa inconclusa: «Gamonal sólo sacó de ese intercambio una fuente pública y un abrevadero para el ganado». Al final, como suele ocurrir en estos casos en los que hay una parte en ventaja, «con esos terrenos se ha especulado y se ha sacado beneficio», lamenta Vivancos.

Y no eran pocos los solares y espacios que tenía el estamento militar en Gamonal: «Cuartel de Intendencia, Aeródromo Militar , Remonta del Dos de Mayo, Automóviles del Dos de Mayo, Ciudad Deportiva, Academia de Ingenieros y Parque de Artillería.

Y es que todo ese entramado hacía de frontera con el centro de Burgos. La separación a la altuda de la Academia de Ingenieros y las traseras de la Residencia de Suboficiales, por la calle Vitoria y la Ciudad Deportiva por el lado de la carretera de Logroño, «separaba y ampliaba la distancia con el resto de la ciudad», precisa el autor. De hecho, «ya siendo barrio de Burgos, había una gran distancia» y en esos terrenos intermedios «no se edificaba».

Gamonal era un islote entre la ciudad y la carretera de Vitoria. Los vecinos de Gamonal y Burgos sabían que en Gamonal el Ejército tenía solares y cuarteles, pero a veces no se reparaba en la importancia que han tenido en el desarrollo del barrio y lo que aportaban o dejaban de aportar a la ciudad.

Y sobre todo el enorme poder que tenía sobre la sociedad y las instituciones. Vivancos cuenta, por ejemplo que el General Yagüe estaba esperando unos terrenos y tal era el poder que tenía el teniente general en la etapa de Franco que espetó a las autoridades que si no le cedían el terreno que pedía, directamente lo expropiaba.

Vivancos sabe que la historia de Gamonal da para muchos libros: «Yo he escrito tres, pero da para muchísimo más», confiesa. Lo que hace es «sentar las bases» y hacer despertar la curiosidad «para que quien quiera, pueda profundizar», confiesa.

Si hablamos de militares no se puede obviar el acontecimiento histórico más importante de la historia del pueblo. Es la Batalla de Gamonal en la que las tropas de Napoleón derrotaron el 10 de noviembre de 1808 a las españolas a cuyo mando estaba Ramón Patiño, el conde de Belveder.

Precisamente, Vivancos dedica unas páginas a esa famosa batalla. Para ello se ha documentado profusamente y prueba de ello es el contenido y la forma de contar lo ocurrido, muy diferente al modo en que se cuenta esta historia en otras publicaciones.

De esa batalla arranca «una historia, o leyenda» en la que se cuenta que en el suelo de la iglesia de la Real y Antigua, «el rosetón del suelo está rodeado de los huesos» de combatientes. Algunos vecinos dicen que se trata de una venganza del pueblo de Gamonal por la derrota en aquella batalla. Otros dirán que es un homenaje a quienes defendieron al pueblo del dominio explotador francés.

Es quizá el libro que le falta a Vicente Vivancos por escribir. La historia de las suertes de los 14 de Gamonal. Pero pronto llegará la ocasión porque, confiesa, «tengo ya mucha documentación, mucha información» para que, una vez procesada «y con tiempo, porque a veces se me escapa de las manos», proceder a ordenar datos y escribir esta apasionante historia de los catorce primeros vecinos de Gamonal cuando en el siglo XVII se procedió a un reparto de las suertes que el prior de San Juan Ortega ordenó a perpetuidad.