Los vehículos se engalanan para la bendición de San Cristóbal en Burgos

Tras bendecir haber santificado los vehículos estacionados a los pies de la Catedral, el párroco ha bendecido a los conductores diciendo «a vosotros también os bendigo, que seguramente lo necesitáis».

Con el deseo de ayuda y protección, flores y lazos, los conductores y vehículos se han vuelto a reunir de nuevo en Burgos para pedir a San Cristóbal seguridad y confianza.

Según la leyenda, San Cristóbal, llamado en un principio Reprobus, fue a servir al «rey más grandioso». Tras conocerlo veía que este se ponía a temblar con la mención del diablo. Así que decidió ir a servir al diablo, pero comprobó que el diablo tenía miedo a Cristo. Finalmente, sirvió a Cristo, se dedicó a ayudar a la gente a cruzar ese peligroso río.

Un día cruzó el río con un niño cargado a sus espaldas, aunque a mitad de camino notó que el peso del niño aumentaba considerablemente. Tras mucho esfuerzo consiguió cruzar el río.

Al llegar al otro lado San Cristóbal le pregunto al niño: ¿Quién eres niño, que me pesabas tanto que sentía que estaba cargando con el mundo entero? a lo que respondió: «Tienes razón, peso más que el mundo porque yo soy el creador del mundo, yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado». Por eso, Cristo le dio el nombre de Cristóbal, lo que significa «El portador de Cristo».

La obra de ayudar a los demás a cruzar el peligrso rio hace que los conductores tengan seguridad y confianza, la misma que tenían aquellos que querían pasar el río.

Inspirar en la conducción y esta presente en miles de vehículos. Numerosos conductores lleván una estampa de San Cristobal en sus coches, camiones, etc.

«Dame, Señor, mano firme y mirada vigilante, para que mientras conduzco no cause daño a nadie.

A ti, señor que das la vida y la conservas, te suplico humildemente que guardes hoy la mía.

Libra, Señor, a quienes me acompañan de todo mal, enfermedad, incendio o accidente.

Enséñame a hacer uso de mi coche para remedio de las necesidades ajenas.

Haz, Señor, que no me arrastre el vértigo de la velocidad, y que, admirado la belleza de este mundo, logre seguir y terminar felizmente mi camino.

Te lo pido, Señor, por los méritos de tu santísima Madre, la Virgen del Camino, y por la intercesión de san Cristóbal, especial protector de los conductores. Amén»