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El botellón quita el sueño a los vecinos del Casco Histórico. No solo por los ruidos que cada noche tienen que soportar, sino también porque con la llegada del día comprueban cómo los destrozos en sus calles son cada vez mayores.
El consumo de bebidas ... alcohólicas en la vía pública no es una de las prohibiciones llegadas con la pandemia; desde antes de la covid la prohibición era firme, pero las medidas restrictivas han hecho que los jóvenes hayan hecho de esta forma de ocio la pesadilla de los vecinos.
«El botellón ha subido bastante», denuncia Francisco Bárcena, portavoz de la Asociación Vecinos del Casco Histórico Alto. «Este año hemos tenido botellón todos los fines de semana, ayer mismo tuvimos botellón y seguro que hoy, mañana y el domingo lo tendremos», asegura.
Y aunque conocido, el problema ha aumentado y el perfil de los jóvenes ha cambiado: «Son más jóvenes, más ruidosos y más vándalos». Las calles más damnificadas, según afirman desde la asociación, están siendo la calle Hospital de los Ciegos y Valentín Palencia. «Por la mañana es dantesco ver el panorama. Hay cristales rotos, botellas... Estamos bastante cabreados», indica.
Las conversaciones con el Ayuntamiento han sido numerosas, pero las soluciones no terminan de llegar. «Sabemos que no puedes poner un policía en cada calle, pero lo que queremos es que vayan por esas calles en las que no les van a ver si van con el coche, porque no pueden acceder», alerta.
Esa zona se llena se chavales que, amparados en esa clandestinidad que les da el saber que la Policía no puede acceder hasta ellos, alargan la fiesta hasta el amanecer, para molestia de los vecinos. «La Policía va por arriba, va con el coche, suben hasta el Castillo y no bajan a esas calles y lo que no ven no existe», denuncia Francisco.
La asociación no quiere cruzarse de brazos con este tema, pero admiten que las reuniones «no valen para nada». «Ahora lo que se va a hacer es que apaguen las escaleras mecánicas a las 22:00 horas para que los chavales no las estropeen y ya, lo que nosotros pedimos es que la Policía se baje del coche y pase por algunas de las calles peatonales», insiste.
Los vecinos continúan con sus llamadas a la Policía cada fin de semana y, aunque saben que no pueden estar en todos los botellones, lamentan que «con multas de 30 euros que no se pagan no se hace nada».
El alcohol no se solo el único problema, el consumo de drogas se une al de las bebidas para agravar la situación que los vecinos soportan cada fin de semana y que les impide seguir su ritmo de vida normal.
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