Los burgaleses, precavidos tras la retirada de las mascarillas en exteriores

Las mascarillas predominan este jueves en las calles de Burgos. Pese a que desde este 10 de febrero ya no es obligatorio llevarla en espacios al aire libre, en la capital son muchos los vecinos que prefieren mantener esta precaución para evitar contagios de covid.

En el centro de Burgos el trasiego de personas de todas las edades, yendo a trabajar, a estudiar y también de paseo, ha hecho que cruzasen por igual burgaleses con la mascarilla y sin ella, aunque entre los más mayores la mayoría la llevaba puesta. A la salida de los institutos a mediodía, como en los alrededores del Cardenal López de Mendoza, los adolescentes salían de las aulas sus quirúrgicas o FFP2 y la gran mayoría de estos grupos las han mantenido también en el camino de regreso a casa.

En los semáforos se paraban por igual quienes se han liberado de esta norma y quienes han optado por mantenerla y entre los que se paraban a saludar a gente conocida el tema de conversación predominante era, como no podía ser de otra, forma si se podía o no desde hoy quitarse la mascarilla. «Yo solo me la ponga para entrar en espacios cerrados porque en la calle era absurdo», manifestaba una mujer de mediana edad en el paseo del Espolón antes de ponérsela para entrar a una cafetería.

Otros prefieren mantener distancia y protección «la llevamos por la calle porque por aquí siempre hay mucha gente, te paras a hablar, te cruzas con personas muy cerca y creo que es mejor llevarla de momento», confesaba una pareja joven en la calle Santander.

Pero sin duda lo más celebrado ha sido poder prescindir de ella en los patios de los colegios. Desde este viernes, los más pequeños ya no tendrán que ponerse la mascarilla en estos momentos de descanso entre clase y clase.

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