Más de una treintena de niños saharauis se quedan sin sus 'Vacaciones en paz' en Burgos

La decisión, aunque esperada, entristece a la Asociación Burgalesa Amigos del Pueblo Saharaui. «Era una noticia que esperábamos, pero no por ser esperada es menos dolorosa», afirma Raquel González, presidenta de la entidad. «Teníamos 30 familias confirmadas y habíamos solicitado 34 menores para este verano», continúa González.

«Es un sentimiento de tristeza, pero mezclado también con el de la responsabilidad, porque sabemos que no podemos permitir que por nuestra culpa llegue el virus allí. Ahora mismo no tienen ningún caso, pero tampoco tienen los recursos para enfrentarse a ello», afirma convencida de que la decisión tomada es la mejor.

La cancelación de estas vacaciones supone una pérdida irreparable para los 34 niños que iban a disfrutar de ellas. Uno de estos niños ya tenía una intervención quirúrgica programada que tendrá que esperar, otros muchos tendrán que retrasar sus revisiones médicas y sin comisiones médicas se podrá avanzar poco en cuanto a salud. Además, como explica Raquel, «no podrán salir de los 50ºC que soportan en verano ni disfrutar de una alimentación saludable y variada durante dos meses ni de toda la ayuda que se llevan a casa en sus maletas».

La búsqueda de ayudas alternativas no cesa en la Asociación Burgalesa Amigos del Pueblo Saharaui, pero ahora poco pueden hacer. La caravana de alimentos de marzo no ha podido salir y Argelia hasta agosto tiene las fronteras cerradas, así que lo único que pueden hacer es «llamar por teléfono y cuando cogen cobertura darles ánimos», cuenta resignada Raquel.

Desde allí les cuentan que tienen «miedo» porque el virus está muy cerca de ellos, en la ciudad de al lado. «Están como nosotros, cada uno en su jaima cerrados sin poder salir nada más que a lo básico y sin recursos para poder enfrentarse a ello», relata Raquel.