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Ni fue negligente ni probó suerte. Julián falleció el pasado 20 de julio en la playa de Merón en San Vicente de la Barquera por un golpe de mar cuando se daba un baño inocentemente con sus dos hijas de 17 y 12 años. ... Los tres estaban jugando en una zona permitida al baño, dentro de la basta playa de la localidad cántabra. De hecho, ese día solo una zona de unos cinco metros de ancho se encontraba acotada para prohibir el baño, según relata una de sus familiares presente en el momento del suceso, dado que el mar estaba especialmente tranquilo.
Julián acababa de cumplir 51 años, de hecho, era tradición celebrar su cumpleaños pasando el fin de semana en la costa, si era cantábrica mejor. Él tenía ascendencia cántabra y era el mar que más le gustaba. En esta ocasión había elegido San Vicente de la Barquera, donde ya había estado muchos años. Todo ocurrió después de comer, en torno a las 16:00 horas, cuando hacía media hora que habían dejado al resto en las toallas. Julián y sus dos hijas se daban un baño con el agua por la cintura, pero una ola seca les golpeó y arrastró a la zona delimitada por dos banderines en la orilla como prohibido el baño.
El burgalés de 51 años protegió a su hija menor, pero las corrientes jugaron en su contra. La mayor salió por su propio pie del agua. Ella recordó que en un curso de natación le habían enseñado que en situaciones complicadas debía hacer lo que se conoce como la tabla (hacerse el muerto y dejar que la corriente te arrastre). Sin embargo, la pequeña tuvo que ser rescatada. Suerte que ese día había comprado un bikini amarillo y no uno negro como ella prefería. Así fue mucho más fácil localizarla en el agua, relatan en el entorno familiar.
Solo pasaron cinco minutos entre la salida de la menor y el rescate de Julián, que se encontraba inconsciente. Los servicios de emergencias trataron de reanimarle durante 45 minutos, aunque sin fortuna.
Todo ocurrió en la Playa de Merón, en la que los surfistas disfrutan de una mar propicia para disfrutar de las olas. De hecho, algunos apuntan que más que familiar, es una playa deportiva por sus corrientes. La orientación permite que entren diferentes vientos y las marejadas son también más notables, de ahí que sea una playa en la que operan hasta tres escuelas de surf.
Sin ir más lejos, ese mismo sábado 20 de julio en el que falleció el burgalés, los socorristas tuvieron que acudir al auxilio de niños que se encontraban en problemas en dos ocasiones.
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