De trato cercano, sin respuestas airadas, Ángel Ibáñez (Burgos, 1974) sabe gestionar los contratiempos políticos sin perder la compostura. Hasta ahora, el burgalés de Gamonal ha mantenido un perfil político medio, figura firme y estable en los gobiernos de Juan Carlos Aparicio (2003-2011) ... y Javier Lacalle (2011-2015), que se supo posicionar para encontrar un puesto en la lista por Burgos en las elecciones autonómicas de 2015, como número dos de Juan Vicente Herrera.
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De químico a químico, Aparicio le reclutó en 2003 para la concejalía de Hacienda y Nuevas Tecnologías en el Ayuntamiento de Burgos. La sensatez caracteriza su política. Huye de las excentricidades y de los gestos grandilocuentes. Es capaz de negociar, pero también es un maestro del doble juego político. Nada le impide decir una verdad a medias, mirando a los ojos del interlocutor sin que se le despeine el flequillo.
Con Aparicio, Ibáñez se mantuvo como un peso fuerte del gobierno municipal, pero en un segundo plano. El protagonismo lo llevaba Javier Lacalle, como portavoz y concejal de Fomento. Sin embargo, en 2011 dio un paso adelante, asumiendo estas responsabilidades, además de la Vicealcaldía, y dejó tras de sí una Hacienda repleta de facturas escondidas en los cajones y fallos multiorgánicos, de los que se deshizo sin remordimiento alguno.
Con Lacalle como alcalde, Ibáñez demostró su faceta más dura como portavoz del equipo de Gobierno. La templanza la sacó a pasear durante los disturbios de Gamonal, en enero de 2014, cuando aguantó como edil de Fomento el chaparrón que estuvo apunto de costarle la Alcaldía a Lacalle. De la tensión de Gamonal, las distensiones en el grupo municipal y los sapos de Hacienda salió su candidatura a las Cortes de Castilla y León en 2015.
En el Parlamento regional ha estado cuatro años, ocupando puestos de portavoz adjunto y viceportavoz del grupo popular y demostrando sus dotes de gestión de equipos y de liderazgo en la sombra. Dijo no a ser candidato a la Alcaldía de Burgos y fue premiado con la Presidencia de las Cortes de Castilla y León, durante unos pocos meses pero suficientes para acabar de perfilarse como relevo burgalés de Herrera.
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Ahora, Ángel Ibáñez salta a la primera línea de juego como consejero de Presidencia. De Gamonal a la Junta, impertérrito ante las críticas. Su familia es una de las anclas de las que se vale, en especial, sus padres. Son 'el jugador número doce', dice, herencia de su afición al fútbol (es seguidor del Real Madrid), del que se lleva el regate en corto, que también maneja, lo mismo que echar balones fuera del área.
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