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No por esperado, y comprensible, deja de ser un jarro de agua fría. La decisión de suspender las Fiestas de San Pedro y San Pablo, junto con El Curpillos y la Noche Blanca a causa de la crisis del coronavirus Covid-19, ha acabado de ... rematar al sector de la hostelería en Burgos. «Es un drama más», reconoce el presidente de la Federación Provincial de Hostelería, Fernando Labarga, quien ve un panorama «muy negro» para el sector.
«Los periodos de buena facturación están desapareciendo», lamenta en referencia a la Semana Santa y los Sampedros. «No sabemos cuando volveremos abrir ni en qué condiciones, pero lo que sí sabemos es que somos el último eslabón de la cadena», reconoce, así que en hostelería han pasado de intentar salvar el año a simplemente subsistir, pues el Covid-19 se ha llevado por delante cualquier buena previsión.
Además, en el sector están preocupados por ese afán de posponer eventos, de realizar reprogramaciones a la vuelta del verano. De hecho, se habla de poder celebrar los Sampedros, en formato hiperredudido, el último fin de semana de agosto e incluso, un poco más adelante, retomar El Curpillos. Y junto con eso están las bodas y comuniones, que se quieren reprogramar para septimebre y octubre.
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Esto va a producir una sobrecarga de eventos imposible de asumir por el sector y que no servirá para paliar la gran crisis económica en la que se ve inverso. «Será imposible de soportar», afirma Labarga, aun cuando se intente dispersar al máximo los ventos, pues se suscitarán conflictos de intereses. Además, es imposible pretender celebrar todo lo suspendido en primavera en otoño.
Fernando Labarga lamenta que las medidas que está impulsado el Gobierno central sean también de aplazamiento, cuando de nada servirá aplazar unas deudas que se van a tener que cubrir con establecimientos abiertos pero funcionando a medio gas. En su opinión, se requiere de una inyección de financiación pues, de lo contrario, se saldrá del coronavirus, se cancelarán los ERTE pero muchas empresas acabarán cerrando.
Mientras, la Federación de Fajas, Blusas y Corpiños espera que se puedan celebrar los Sampedros, e incluso El Curpillos, a la vuelta del verano. «Va a ser necesario», explica Miguel Santamaría, como válvula de escape para los burgaleses. Eso sí, nada que ver con las fiestas mayores de Burgos. Tendrá que ser algo mucho más comedido y reducido.
Desde las peñas, al menos, van a intentar que se pueda organizar algún evento, aunque se irá viendo. Santamaría reconoce que ya lo tenían casi asumido. «Se veía venir, es lo más apropiado» pues lo prioritario ahora es superar la crisis sanitaria y recuperar la normalidad. Esto último tardará en llegar, reconoce, pues costará volver a disfrutar de eventos multitudinarios sin el miedo al contagio.
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