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Lo que antes eran intervenciones puntuales, ahora son mucho más que cotidianas. Se podría decir que no hay día en el que los Bomberos de Burgos no tengan que personarse en alguna vivienda para atender a personas mayores, enfermos o impedidos que han sufrido ... una caída u otro tipo de percance, necesitan de asistencia médica o se les echa en falta y no responden a las llamadas de familiares o vecinos. Su labor es acceder a la vivienda, cuando la puerta está cerrada, y/o auxiliar a la persona cuando no requiere de asistencia sanitaria, levantándola del suelo o colocándola en una cama o un sillón, lo que sea menester.
En lo que llevamos de año, los Bomberos de Burgos han realizado 189 intervenciones de estas características (hasta el 10 de octubre), lo que supone casi un 22% más de las realizadas durante el mismo periodo del pasado 2019 (entonces fueron 155). El mes de junio fue el que acumuló mayor número de intervenciones, con 29, pero seguido muy de cerca de marzo y agosto, ambos con 27. La cifra más baja corresponde a enero y julio, con 15 intervenciones. Además, durante este periodo han encontrado a 15 personas fallecidas en sus domicilios, dos más que en 2019.
«La población está envejeciendo a pasos agigantados», afirma Miguel Ángel Extremo, jefe del Parque de Bomberos de Burgos. Y es que la mayor parte de las intervenciones de rescate que se realizan tienen como protagonistas a personas mayores, que bien viven solas o con sus parejas, también de avanzada edad. Unas veces están enfermos pero otras simplemente sufren una caída y, al no tener ayuda en casa, toca movilizar a los bomberos, comenta Extremo.
«Entramos en domicilios, abrimos puertas pero también realizamos atención a mayores o personas impedidas o enfermas pero que no requieren de asistencia médica», apunta. Un tipo de intervención que prácticamente se ha multiplicado por seis en la última década. En 2009, los bomberos realizaron 37 rescates a enfermos o impedidos, pero el año pasado la cifra ascendió a 211 (y en 2018 fueron 219, la cifra más alta registrada hasta el momento). También han aumentado los hallazgos de fallecidos, pasando de 9 a 14.
Y vistos los datos de este 2020, se prevé cerrar el año superando las 200 intervenciones, por efecto también de la pandemia. «La progresión es ascendente pero el aumento, en parte, también se debe a la covid-19», matiza Extremo. Ha habido más gente viviendo sola durante el confinamiento, también se han tenido que pasar en soledad periodos de cuarentena, y eso ha hecho más necesarias las intervenciones de los bomberos y de los sanitarios en los domicilios.
Los Bomberos de Burgos suelen realizar este tipo de actuaciones cuando, por ejemplo, se les avisa de que una persona no responde a las llamadas de familiares o vecinos o hace tiempo que no se la ve y nadie tiene forma de acceder al domicilio (bien porque no tienen llaves, bien porque la llave la han dejado puesta por dentro y no se puede entrar). Ahí a los bomberos les toca abrir la puerta o colarse por la ventana para ver lo que ha ocurrido. Unas veces la persona está caída en casa, otras enferma, en algunos casos no está en el domicilio y, en la peor de las situaciones, ha fallecido.
También acuden cuando es el propio afectado el que solicita ayuda a través del intercomunicador de Cruz Roja o una llamada al 112, y se necesita entrar en el domicilio. O cuando se trata de prestar una asistencia no médica, por una caída, por ejemplo, aunque la puerta sí que está abierta. Entre las diferentes intervenciones se encuentra, igualmente, el porteo de un enfermo o impedido a través de la ventana o el hueco de las escaleras, a petición de los servicios sanitarios.
«Cada vez nos llaman más», afirma Miguel Ángel Extremo, motivo por el cual el Ayuntamiento de Burgos ha organizado un curso de formación específica de movilización de pacientes, que se impartirá en noviembre. Llevaban tiempo reclamándolo pues, si bien los bomberos reciben formación en gestión sanitaria, nunca han accedido a una tan específica como la que se necesita para las intervenciones en domicilios a mayores, enfermos o impedidos.
Además, este tipo de asistencias son tan habituales que los Bomberos de Burgos grabaron, meses atrás, un cortometraje con la ayuda de otros cuerpos de emergencia y policiales, con una serie de recomendaciones para las personas mayores que viven solas. Entre ellas, dejar una copia de las llaves a familiares, personas o vecinos de confianza (incluso a los cuerpos policiales, que ofrecen ese recurso) y no dejar nunca la llave puesta en la cerradura, para que se pueda acceder en caso de necesidad.
Eliminar obstáculos en la vivienda, como alfombras; sustituir la bañera por el plato de ducha; o llevar calzado cómodo pero antideslizante, para minimizar los riesgos de caída. Y acudir a los CEAS o Cruz Roja para solicitar una ayuda complementaria que permita a las personas mayores seguir viviendo en su domicilio, con cierta autonomía pero apoyadas por servicios sociales o asistenciales.
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