Supermercado de la calle Calzadas donde se desarrollaron los hechos entre 2012 y 2019

Siete años y medio de prisión por acoso sexual a una compañera en el Día de la calle Calzadas

La víctima denunció en septiembre de 2019 tras siete años aguantando las humillaciones diarias y las agresiones sexuales continuas que el condenado le profirió dentro y fuera del trabajo

Viernes, 10 de noviembre 2023, 18:07

La Audiencia Provincial de Burgos ha condenado a un hombre a siete años y medio de prisión por un delito de acoso sexual continuado que llevó a cabo sobre una de sus compañeras de trabajo en el supermercado La Plaza de Día de la calle ... Calzadas de la capital burgalesa, así como un delito contra la integridad moral (acoso moral) por las humillaciones y vejaciones durante el mismo periodo.

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El Tribunal también ha impuesto también el pago de una indemnización de 30.000 euros a la víctima por el daño psicológico y la secuelas causadas que, en este caso, pagará la compañía aseguradora del establecimiento como responsable civil directa al ocurrir los hechos dentro del local de la franquicia.

Todo comenzó en 2012, cuando el procesado, natural de Monasterio de Rodilla, empezó su trabajo en dicha sección de carnicería donde también trabajaba la víctima. Al poco tiempo de iniciar su labor, el hombre comenzó a aprovechar los momentos a solas con la mujer en zonas no visibles para tocarle los pechos y la zona vaginal por encima de la ropa, pasando con el tiempo a realizar dichos tocamientos, habituales y en ningún caso consentidos, por debajo de la ropa interior e introducir uno de sus dedos en la vagina de la víctima.

Por su parte, la mujer suplicó al condenado en varias ocasiones que no lo hiciera o que parase con la esperanza de que cesasen dichos actos de contenido sexual y no comentó estos hechos ni a sus compañeros de trabajo, ni a sus amistades ni a sus familiares por vergüenza y temor a que la situación pudiera repercutir en su vida familiar, ya que se trata de una mujer casada y con tres hijos.

También fuera del trabajo

Entre el verano de 2018 y mayo de 2019, la víctima estuvo de baja laboral por un problema físico ajenos a los hechos encausados. Durante este periodo, la mujer recibía WhatsApp del procesado e incluso quedó con él en una ocasión para convencerle de finalizar su actitud cuando regresase a su puesto de trabajo.

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Aprovechando la circunstancia, el inculpado le dijo que se había comprado un piso y le invitó a verlo, alejando la estancia de su hijo en el inmueble como medida para que la víctima se sintiera más segura. A su llegada a la vivienda, el niño no estaba y el inculpado aprovechó para, en una de las habitaciones, empujarla, lanzarla sobre la cama y tocarle los pechos e introducir el dedo en su vagina.

Además de los actos sexuales no consentidos, el Tribunal ha constatado que el procesado sometió a la víctima a una humillación continua con expresiones como «la madalena» -porque solía llorar mucho por los hechos que estaba sufriendo-, «reprimida» o expresiones como «lo tienes todo cedido, claro, teniendo tres hijos que vas a esperar», «vaya piltrafa de tetas que tienes» o «no sé cómo no te da vergüenza hacer topless con las piltrafas de tetas que tienes».

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Según consta en la sentencia, la víctima tuvo que aguantar incluso que le dijera «hoy no voy a lavarme este dedito», levantándolo, movíendolo y pasándoselo por la nariz durante la jornada laboral tras haberselo introducido en la vagina momentos antes o frases como «me he obsesionado contigo, sí o sí vasa ser mía«.

Con todo ello, la víctima soportó los hechos con la esperanza de que los mismos terminasen sin llegar a darles publicidad hasta que no pudo más y en durante las Fiestas de San Pedro de 2019 le comentó a una amiga lo que estaba sucediendo, tras lo que esta le aconsejó que pusiera la correspondiente denuncia.

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Un mes más tarde, la mujer terminó por contarle la situación también a su esposo, hechos que quedaron finalmente denunciados en septiembre ante Recursos Humanos de la empresa Grupo Día -con el correspondiente expediente sancionador y despido del procesado- y en febrero de 2020 ante la Policía.

Secuelas

Como consecuencia de estos hechos, la víctima sufrío un trastorno adaptativo ansioso/depresivo sobre el que necesitó 180 días y tratamiento médico para su curación y del que le han quedado como secuela trastornos neuróticos.

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A todo ello, una de las piscologas que atendió a la mujer informó que presentaba pensamiento e imágenes recurrentes de lo ocurrido; ansiedad muy elevada que le afectaba a la respiración, cefalea tensional continua, taquicardias, sensación de irrealidad, sofocos, escalofríos, temblores; ánimo deprimido con gran tristeza; llanto continuo sin capacidad de reprimirlo y apatía.

Junto a todas estas afecciones, la especialista también ha comunicado que sufrío una pérdida de hasta diez kilogramos de peso, pérdida de memoria, dificultades para concentrarse e incluso sentimientos de culpabilidad por no haber parado la situación y desesperación por haber soportado las humillaciones y tocamientos por vergüenza.

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