La introducción de nuevos hábitos en algo tan asentado como la gestión de los residuos domésticos es siempre complicada. Sin embargo, los resultados de la incorporación del contenedor marrón dedicado a los residuos orgánicos están siendo satisfactorios medio año después de su puesta en marcha en Burgos ... .
Publicidad
Así lo afirma el concejal de Medio Ambiente, Carlos Niño, quien reconoce las dificultades iniciales, pero considera un acierto su puesta en marcha. A grandes rasgos, asegura, el uso del nuevo contenedor se está implantando poco a poco entre los burgaleses y confía en que vaya a más.
De acuerdo a los datos con lo que cuenta el propio Ayuntamiento, entre enero y agosto se recogieron en la ciudad 673.020 kilos de residuos puramente orgánicos depositados en los contenedores marrones. Se trata de algo más del 1,8% del volumen total de residuos recogidos en ese periodo en toda la ciudad y, aunque pueda parecer una cifra menor, ha de analziarse con cierta perspectiva.
Para empezar, el servicio comenzó a funcionar plenamente bien entrado el segundo trimestre del año. Así, los datos de enero, febrero, marzo y principios de abril, periodo en el que todavía se estaban instalando los contenedores y repartiendo las tarjetas de apertura, son casi anecdóticos. Sin embargo, a partir de mayo se vienen superando con holgura las 100 toneladas de residuos orgánicos al mes. Y eso a pesar del habitual bajón registrado en el servicio durante el verano.
Además, ese 1,8% puede resultar bastante significativo si se tiene en cuenta el peso especifico de otras fracciones totalmente asentadas en la ciudad desde hace décadas, como los envases (5,8% del total de residuos recogidos), el vidrio (6%) o el papel (8,3%). De hecho, y a pesar de que cada vez se recicla más y mejor en Burgos, lo cierto es que los residuos recogidos de manera selectiva 'solo' suponen un 22,74% del total hasta agosto. El resto es residuo no fraccionado derivado de la limpieza viaria y los contenedores grises.
Publicidad
Y todo ello, añade Niño, teniendo en cuenta que la separación del residuo orgánico conlleva ciertas complicaciones. «Hace falta tener otro cubo en casa, utilizar una bolsa biodegradable y tener una tarjeta para abrir el contenedor».
«Es un esfuerzo» que, sin embargo, los burgaleses «están asumiendo». «La gente es responsable», afirma el concejal al tiempo que reconoce que la proliferación de contenedores y la paulatina ampliación del tamaño de las islas genera ciertos problemas. «Los contenedores no gustan a nadie», pero es la solución idónea mientras a falta de sistemas de recogida neumática, concluye.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La proteína clave para la pérdida de grasa
El Comercio
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.