SANIDAD A GOLPE DE VELETA

Verónica Casado únicamente ha necesitado unas cuantas movilizaciones de burgaleses (espoleados por los partidos políticos en campaña electoral) para desautorizar a la Gerencia de Atención Primaria. Las razones técnicas (y sanitarias) que han sustentado la decisión de unificar las urgencias en el Divino Valles carecen de valor frente a las protestas de algunos vecinos, que defienden la proximidad de la atención sanitaria sin ver que la proximidad es cuestión de perspectiva (que se lo digan, si no, a los barrios periféricos y las zonas de expansión de la ciudad).

De la noche a la mañana, Sanidad rectifica, dejando a la gerencia provincial a los pies de los caballos (e iniciándose, de manera sospechosamente casual, una campaña de descrédito contra sus miembros). Y la decisión se festeja, como una conquista vecinal. Sin embargo, nada ha cambiado. Las instalaciones de los PAC siguen siendo deficientes. Y los médicos siguen siendo un artículo de lujo, pues la carencia se palía pero es difícil revertir en meses años de políticas de recorte. No pasa nada. Se ha conseguido frenar otro levantamiento popular.

Y, mientras, vamos definiendo el Plan Aliste. O, lo que es lo mismo, vaciando de servicios el medio rural. No se equivoquen, aquí, no han rectificado. Solo lo parece. Vayamos entonando un réquiem por la provincia de Zamora, laboratorio de experimentos para la Junta de Castilla y león, pues tras Aliste llegarán otras comarcas. Y, de ahí, la enfermedad de los recortes sanitarios se extenderá como una epidemia por toda la región. Ciudadanos ha puesto la cara pero solo le hace el trabajo sucio al Partido Popular, pues ambos son las dos caras de la misma moneda del gobierno de coalición.

Así vamos. Diciéndoles a nuestros vecinos del medio rural que son ciudadanos de segunda. Que mientras en Burgos se apuesta por los PAC de Gamonal y San Agustín, como recurso de proximidad, en los pueblos la proximidad pasa por viajar en autobús o vehículo privado hasta el centro de salud más próximo. Y esperar que, allí, encuentren a un médico trabajando o de guardia. Que ellos no tienen derecho a tener un médico a la puerta de casa (ya no hablemos de atención hospitalaria), porque viven en un pueblo, con muy pocos vecinos, que no se rebelan (solo votan).