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Rulo: «En Burgos, se va a poder ver algo que a partir de octubre no lo vamos a hacer»

Rulo y La Contrabanda llegan este viernes al Palacio de la Isla con un formato híbrido de electrónico y acústico. Agotaron entradas en cuatro horas y esperan una comunión especial con el público para reivindicar la música en directo y la emoción de compartirlo

Viernes, 25 de junio 2021, 08:08

A las 20 horas de este viernes 25 de junio se abren las puertas de los jardines del Palacio de la Isla de Burgos. A las 21 horas comenzará la música de Rulo y La Contrabanda dentro del programa alternativo de las fiestas de San ... Pedro y San Pablo.

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El cantante y compositor llega con «algo que a partir de octubre no se va a hacer». Un espectáculo en el que la música y la emoción cobran protagonismo y en el que el formato da lugar a una «especie de comunión con el público que en recintos más grandes no es posible». Un concierto que agotó las entradas en cuatro horas.

Cada uno ha tenido momentos mejores y peores a lo largo de la pandemia de la covid-19. Rulo vivió su peor momento en febrero pero en marzo decidió que tenía que girar, que haría lo posible por subirse a los escenarios. Porque así entiende la vida y porque con ello colabora a que se mueva el sector cultural, que sigue bastante paralizado. Una reivindicación de la música en directo y de la emoción de compartirlo. «Después del invierno tan duro que hemos pasado como sociedad, ahora todo sabe increíble», asegura.

Lleváis casi un mes de gira, una gira en unas circustancias especiales, atípicas ¿cómo lo estáis viviendo y cómo lo está recibiendo el público?

A primeros de año, por el mes de marzo, decidí no esperar a que escampara, decidí que íbamos a salir. Si todos optamos por quedarnos en casa y esperar se rompe un tejido que, igual, cuando todos queramos volver, ya no existe. Afortunadamente, en el plano económico podía haber parado, pero queríamos salir a celebrar y a reivindicar la música en directo y la emoción. A pesar de la incomodez que supone para público y profesionales las medidas de seguridad.

«Estamos doblemente felices: por sentirnos vivos, que eso nos lo da subirnos al escenario; y por la alegría de ver que la gente también quiere emoción, diversión, conciertos»

Habitualmente, somos un equipo de 19 personas y ahora estamos yendo 10. A pesar de eso, hay que trabajar el triple. Los tres conciertos que hemos dado se han llenado. En Burgos el recinto es más pequeño, de 500 loalidades, pero las entradas se agotaron en cuatro horas. Eso nos da la confirmación de que la corazonada que tuvimos en marzo era acertada. Que hay que salir para que todo esto que sostiene la amúsica no muera. Que la gente responda es increíble. Estamos doblemente felices: por sentirnos vivimos, que eso nos lo da subirnos al escenario; y por la alegría de ver que la gente también quiere emoción, diversión, conciertos.

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Lanzarse a salir de gira implica insuflar un poco de vida a un sector económico que ha estado muy afectado y sigue muy paralizado.

Ahora se trata de jugar. Si jugamos, a la larga, como conjunto de trabajadores y gente de la música, ese tejido no morirá. Tampoco podemos dejar morir un hábito tan beneficioso como el de disfrutar un concierto con gente. Claro que ahora es incómodo. Económicamente, a veces, no sale rentable, pero nosotros por convicción personal decidimos salir y me lo estoy pasando estupendo.

Después del invierno tan duro que hemos pasado como sociedad y como músicos ahora todo sabe increíble. No sabíamos cuánto íbamos a tocar y tenemos planificados 37 conciertos en cuatro meses. Tenemos diez conciertos en septiembre, nueve en agosto y diez en julio. Es una cosa increíble. Pasas de sentirte muy mustio, con angustia y de verte en pijama todo el año a darte dos vueltas a España y eso es una maravilla.

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¿Qué puede esperar Burgos del concierto de este viernes?

En este formato mediano puedes explayarte un poco más, explicar por qué y dónde compusiste una canción. No he querido ir con dos guitarras acústicas y ya. Que la gente esté sentada no quiere decir que no puedas llevar una batería y hacer rock. Cuando decidí salir, lo tenía claro, lo guay es que ha funcionado. Buscamos un híbrido. No queremos apabullar a la gente con electrónico permanente ni aburir con solo acústico. Esto hace que la hora y 40 minutos se pase muy rápido. De entrada, en Burgos, se va a poder ver algo que a partir de octubre no lo vamos a hacer.

Además, se da una especie de comunión con el público que en recintos más grandes no es posible. Cuando hay un recinto más grande la balanza tira más hacia el espectáculo y ahora se inclina más hacia la música y la emoción. La gente no puede mover el trasero, pero puede mover la pierna y hemos notado que ya quiere eso.

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«La gente no puede mover el trasero, pero puede mover la pierna y hemos notado que ya quiere eso»

Fue convicción personal salir a girar. ¿En enero de 2021 te veías de gira? ¿Esperabas una situación mejor o peor de la que se os presenta con todos esos conciertos en el horizonte?

Esto ha sido una montaña rusa y a cada uno le habrá tocado el valle profundo en algún momento. A mí me llegó en febrero. Aborté un proyecto de libro que voy a publicar ahora en noviembre. Pero fue decidir que en abril salíamos a tocar y empecé a retomar todo. Salían canciones nuevas, componía, retomé el proyecto del libro que sale el 3 de noviembre. Se trata de un libro de textos cortos, juegos de palabras, con tintes poéticos. Dios me libre de ir de poeta, que no lo soy, solo hago canciones, pero es un tipo de libro que no he hecho nunca.

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En abril fue como que se abrieron los cielos. Soy muy positivo y echado para alante, pero en febreo tuve mi bajón personal. Lo llamaron fatiga pandémica y me pareció fantástica la definición porque es lo que yo pasé. A mí me da la vida no solo subirme al escenario si no tener un proyecto de futuro, en febrero no lo tenía. La gente decía: bueno, ahora que no estás tocando, aprovecha para componer, pero no, no me salía nada.

«A mí me da la vida no solo subirme al escenario si no tener un proyecto de futuro, en febrero no lo tenía»

¿Causaba mucha frustración, agobio o presión?

Hay que ver lo positivo. He aprovechado para hacer lo único que no puedo hacer tanto de gira, he devorado libros. Era una manera de anestesiar los miedos y de viajar. También he viajado viendo fotos en el móvil y escuchando música. Eso también me ha hecho ir a muchos sitios. Pero no me ha permitido componer, no, muy poco le he arrancado a la guitarra o al piano.

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Hay gente que dice que es mejor estar jodido para componer, a mí no me ocurre así. Sí es verdad que el momento en el que he estado mal va a acabar en una canción, pero no en el tiempo en el que estoy mal. La canción 'Mal de altura' del último disco surgió así. Venía de una buena racha compositiva, a mi madre y a mi hija les detectaron dos problemas de salud e hice un frenazo en seco. No me salía nada. A los dos o tres meses, cuando mi madre se ponía mejor, supimos que lo de mi hija no era tan grave como se pensó, de repente, una noche, compuse la canción de un tirón. Habla de sentirse mal pero en el momento en el que estaba chungo, no salía.

«Hay gente que dice que es mejor estar jodido para componer, a mí no me ocurre así. Sí es verdad que el momento en el que he estado mal va a acabar en una canción»

Aún así durante la pandemia sí salió el libro 'Tres acordes y la verdad'.

Eso me ayudó mucho. Yo nunca miro hacia atrás, no vivo emocionalmente de mi pasado, soy de proyectar al futuro pero este ejercicio de retrospectiva de mi vida que hice con África Egido fue muy guay. Esto solo lo puedes hacer con alguien que te permita desnudarte, con una amiga personal. Además de conversaciones de videollamada de cuatro o cinco horas me sirvió para mirar hacia atrás.

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Me he plantado con 41 años, mi primer concierto lo di con 15, he grabado 14 discos, he tenido dos críos, un divorcio. En el peor momento del confinamiento me di cuenta de todo lo que había hecho. Era un ejercicio bonito. Acababa exhausto tras las conversaciones pero decía, joder, qué buena vida he tenido, qué afortunado soy.

«Acababa exhausto tras las conversaciones pero decía, joder, qué buena vida he tenido, qué afortunado soy»

¿Da miedo lanzar un libro así, en el que para bien o para mal, te muestras tal y como eres?

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Me da más miedo no ser yo. En las entrevistas no estoy pensando en lo que digo por lo que saldrá, estoy hablando como soy. Con los discos me pasa igual, no estoy pensando si la canción va a gustar a uno o a otro, bastante tengo con que me guste a mí que es la barrera que más me cuesta salvar. Pero un pelín de pudor siempre te da, aunque con los años te vas acostumbrando. Eso sí, intento estar al margen, no leo los comentarios, tanto en los que me ponen como un dios o como una mierda.

Has dicho que con 15 años te subiste por primera vez a un escenario. No sé si se recuerdan siempre esas sensaciones.

No se olvidan

¿Crees que vas a recordar siempre la sensación del primer concierto tras el parón por la pandemia?

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Ese concierto lo recordaré también siempre, sin ningunda duda. Estaba en mi casa de Madrid. Vivo más en Madrid que en Cantabria pero a caballo entre los dos sitios. Me llamaron porque el Gobierno de Cantabria había creado un ciclo, La Cultura Contraataca, y querían que lo inaugurara yo. ¿Un concierto ahora? Era un momento duro del confinamiento, la gente fallecía a mayor velocidad. Es imposible que nos permitan hacer esto dije.

Pero sí. Era un concierto de 80 o 90 personas con dos metros de sepración entre todas ellas. Ni siquiera la unidad familiar podía estar junta. Una persona, dos metros y otra. Fue increíble. Para viajar a Cantabria necesité permiso, las carreteras estaban desiertas... Son sensaciones que no olvidaré.

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Querían hacerlo en interior y propusimos hacerlo fuera, en la terraza del Palacio de Festivales de Cantabria. Se puso todo el cariño. No solo cuenta el repertorio, cuenta mucho el lugar. Estábamos viendo la bahía de Santander al fondo, hacía muy bueno. Íbamos a tocar una hora y estuvimos una hora y 40 minutos. Toda esa emoción que viví ahí, no la había vivido nunca. Mi primer concierto fue con 15 años, sí, y he tocado en varios países y no creo que se repita esa emoción.

«Toda esa emoción que viví ahí, no la había vivido nunca. Mi primer concierto fue con 15 años, sí, y he tocado en varios países y no creo que se repita esa emoción»

Una larga carrera, hay gente a la que tu música ha acompañado en diferentes etapas de su vida ¿cómo reinventarse para seguir gustando y sorprendiendo?

No tengo ni idea. Siempre he creído en la música como una maratón, no como una carrera de 100 metros. Al final son 14 discos, más de 20 años cantando. El otro día en Murcia me percaté de algo que dije en el concierto: qué bonito es tener este tejido afectivo que hemos creado con los años, que nos permite sacar un disco, regresar y que siempre esté lleno. La fidelidad del público que hemos ido tejiendo es increíble y estoy muy agradecido.

No repetirse también es importante. A veces es tentador repetir un disco que ha funcionado, pero al final se nota, los siguiente van empeorando. Siempre es mejor arriesgarse. Ahora me siento más enredador que antes. Me atreví a grabar fuera de España, que siempre es un riesgo, pero se aprende mucho y si sale bien es increíble.

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A mí es lo que me sale.

Por ejemplo, las canciones de este disco, que no empezaron a engendrarse aquí en España.

Eso es, me hice un viaje previo para conocer al productor Thom Russo. A mi compañía le dije que quería trabajar con él. Hicimos una videollamada y la conexión fue total, pero le dije que no quería grabar si no le conocía antes. Me fui hasta Los Ángeles solo para conocerle. La conexión siguió ahí, total. Imagina que te comprometes con alguien con quien no hay conexión.

Hay que arriesgar y no conformarse. A mí me sale de forma natural, no como estrategia. No tengo otra estrategia que la de intentar hacer canciones bonitas. El cambio de productor también motiva, yo quería demostrarle que ese tío de Reinosa sabía hacerlo. Trabajar siempre con el mismo productor te relaja, sin embargo a mí cambiar me funcionaa. El siguiente disco creo que lo haré con él también, me gustaría, pero no para acomodarme.

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