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El aire corría, y fresco, pero Luz Casal sólo sintió ayer el calor del público burgalés que respondió con entusiasmo a la invitación de vivir una noche inolvidable. La cantante gallega volvió a demostrar, en el Paseo Sierra de Atapuerca, que la buena música nunca pasa de moda. Y que Luz emociona a todos los públicos.
En una vital mezcla de canciones de su último disco, 'Qué corra el aire', y sus letras más conocidas, Luz Casal se impuso en la noche burgalesa (incluso a los fuegos artificiales que ayer se trasladaton a Gamonal), cautivando a todos aquellos que se acercaron a uno de los últimos conciertos programados en las Fiestas de San Pedro y San Pablo.
Un derroche de fuerza, de pasión contagiosa del que nadie pudo evadirse. Y es que la cantante volvía a Burgos a pasárselo bien y eso se dejó notar dentro y fuera del escenario. Tanto es así que el público burgalés comenzó dando palmas y acabó bailando, cantando, saltando y gritando, a las órdenes la Casal.
Locos acabaron los burgaleses ante el poderío una de las grandes voces del rock español, acompañada por una extraordinaria banda que le dio en todo momento el contrapunto ideal. Hora y media de buena música que ni siquiera Rufino, con su aire superficial, pudo deslucir. Y que a Rufino le acompañaron míticas canciones, como Loca o Pensa en Mí, pero también Sentir o Lucas.
Una selección de su amplísimo repertorio, lo mejor de lo mejor, de una Luz cargada de optimismo, amor y resistencia.
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