Burgos y el no final de las fiestas alternativas

Cada año, cuando la covid-19 no condicionaba nuestras vidas, miles de burgaleses se reúnen en el parque de Fuentes Blancas para asistir al acto del Burgalés Ausente. Momento en el que se honra a un grupo de burgaleses que reside en el extranjero y que ha llegado a la provincia para disfrutar de estos días antes de partir de nuevo.

Después las peñas participan y disfrutan del concurso gastronómico de El Buen Yantar. Bailes de los Gigantillos y los danzantes animan la celebración que también cuenta con una misa de campaña en la capilla de la Virgen del Álamo.

En lugar de todo ello, y aprovechando el día soleado, los burgaleses han acudido al parque de Fuentes Blancas a disfrutar de este espacio al aire libre. Niños en los columpios, niños deslizándose por los toboganes, juegos. Padres con mascarilla cuando se juntan a charlar.

Olor de barbacoa y grupos de familias y amigos unidos en torno a una mesa para disfrutar del día, la compañía y la comida. Ambiente animado pero sin comparación a lo que habitualmente está acostumbrado el parque de Fuentes Blancas el primer domingo de julio.

Aunque la vida florece en este parque, al pasear por allí es inevitable acabar en la nostalgia si se recuerda lo que debería estar pasando allí. Un año más, el segundo, la pandemia de la covid-19 retrasa la celebración y el fin de fiesta.