Virutas de madera Reuters

Residuo cero

«Si la transición energética va a trancas y barrancas, la transición a una economía, sociedad y consumo sin residuos, hoy solo es una quimera»

Luis Antonio Marcos

Miércoles, 7 de octubre 2020, 09:27

Nuestro modelo de producción, distribución y consumo se basa en una alocada carrera de extraer materias primas, transportarlas, manufacturarlas para generar productos de consumo, distribuir y usar esos productos y tirarlos en un vertedero cuando han terminado su vida útil. Un sistema consumista, durante el ... cual e desarrolla mucha energía sucia y se emiten enormes cantidades de gases de efecto invernadero que calientan el planeta y modifican negativamente los patrones climáticos. Y lo peor de este modelo de producción y consumo es que es totalmente insostenible: las materia primas se agotan, comenzando por los productos más críticos por su escasez, que además son vitales para el desarrollo tecnológico y la digitalización, y la generación de residuos es ya tan desmesurada, que colmata todos los rincones del planeta, con sus secuelas de contaminación de los ecosistemas y de toxicidad para las personas.

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Si hablamos del modelo de gestión ambiental de los residuos en España, uno de los países más importantes de la Unión Europea… ¿podemos sentirnos orgullosos de la manera en que tratamos los residuos? Estos últimos meses hemos oído hablar mucho de la declaración de Emergencia Climática y Ambiental aprobada por el Gobierno de España, que implica una Estrategia Nacional de Residuos a través de la Economía Circular, que nos lleve al Vertido Cero en 2050; es decir, en treinta años nuestra producción de Residuos debe ser CERO.

¿Estamos haciendo los deberes? Desgraciada y rotundamente NO; si la transición energética va a trancas y barrancas, la transición a una economía, sociedad y consumo sin residuos, hoy solo es una quimera. Nuestra conciencia queda tranquila cuando depositamos nuestras basuras en los contenedores que están frente a nuestro portal, y unos camiones la recogen sin que sepamos su destino. En España producimos más de 22 millones de toneladas de residuos domésticos al año; 500 kilogramos por habitante, con un incremento anual del 2,3%; en el conjunto del mundo estamos hablando de 2.000 millones de toneladas anuales, que según prevé el Banco Mundial serán 3.400 millones en 2050 ¡justo cuando debieran ser CERO! Y ¿qué pasa con nuestros residuos domiciliarios? La gran mayoría va a vertedero (aproximadamente el 60%), pues además del rechazo, parte del compost generado con la fracción orgánica y parte de los envases del contenedor amarillo, acaban también en vertedero por no reunir los estándares de calidad requeridos.

Y las basuras domésticas son solo una pequeña parte del problema… En España aproximadamente el 5% del total de residuos que generamos, que además incluye residuos industriales, peligrosos, sanitarios, radiactivos, ganaderos, agrícolas, forestales, mineros, escombros, neumáticos, vehículos fuera de uso… etc… Un enorme montón de basura que equivale a 10 toneladas al año por habitante (recordemos que nuestra huella energética anual por habitante era ya de 6 toneladas de CO 2 ).

Hay tres clases de residuos a los que quiero referirme específicamente: los textiles, la basura electrónica y los plásticos. Los españoles compramos de media 40 prendas de ropa al año y generamos un millón de toneladas de residuos textiles (la mayoría fibras sintéticas), el 90% del cual acaba en el vertedero. Producimos una cifra similar de basura electrónica (que crece un 5% anualmente) de la cual solo el 20% tiene un sistema de gestión aceptable. Y respecto al plástico, el residuo de moda, podemos decir que la producción mundial de plásticos, supera los 350 millones de toneladas, creciendo un 3,5% anual, y generando unos residuos de alta persistencia en el medio ambiente; en 2019 llegaron a los océanos 9 millones de toneladas de plástico macroscópico, y una cantidad difícil de calcular de microplásticos y nanoplásticos, que se encuentran en el aire que respiramos, el agua que bebemos y en la comida que comemos, sin conocer a ciencia cierta su impacto sobre la salud y los ecosistemas.

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¿Existen soluciones a la colmatación del planeta por la basura? Sí, cambiando desde ya y radicalmente nuestro modelo de producción y consumo, como sociedad y como individuos: utilizando no 3, sino 7 erres: Reducir, Reutilizar, Reparar, Renovar, Recuperar, Reciclar y Rediseñar, para lo que es imprescindible aplicar una Economía Circular que solo emplee energías renovables y que convierta, a través del Ecodiseño todo residuo en una materia prima.

¿Es responsabilidad de las administraciones? Sí, pero también es una obligación de todos y cada uno de nosotros que, con nuestros hábitos de consumo diario, podemos empujar a la sociedad y al planeta por la senda de la sostenibilidad. Muchos de nuestros residuos son sustancias orgánicas, cuyo mejor destino es mejorar la calidad de nuestros esquilmados suelos, mediante su conversión en biofertilizantes; los escombros y residuos de construcción y demolición, pueden transformarse en materiales con los que realizar nuevas edificaciones e infraestructuras; los plásticos y otros materiales de elevada persistencia en el medio ambiente, deben ser sustituidos por materiales de origen natural y bajo impacto sobre los ecosistemas. Un reto apasionante tratar de dejar un mundo mejor, más limpio y natural a nuestros hijos.

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