Para Paksy, Hade y Zenyha estas serán las primeras Navidades en Burgos, aunque son ya dos años los que suman sin reunirse en estas fechas con la familia, que celebrará como cada año en su Lima natal la fiestas navideñas. Unas fiestas que en ... Perú son sinónimo de reunión con la familia, comida rica y mucha, mucha fiesta.
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Hade y Zenyha escuchan a su madre, Paksy, y poco a poco se van animando a compartir su experiencia. Acostumbradas a pasar unas navidades cálidas el frío de Burgos todavía les resulta un poco extraño, aunque reconocen que lo llevan «bien». «Antes de venir a España las llevé a un tour por el sur de mi país, a la sierra. Mi padre es de Cuzco, de Machupichu, y las llevé por allí. En Bolivia ya hace frío, es helado, como aquí, como Burgos. Las he estado adaptando al clima», cuenta Paksy con una sonrisa. Una preparación para el frío castellano que sirvió también para que sus niñas comenzaran a enriquecerse.
Zenyha reconoce que está «contenta» de estar aquí. «Es muy bonito», dice, mientras que su hermana mayor asegura que les «gusta mucho España». Sin embargo, vivir la Navidad lejos de la familia tiene un punto de nostalgia con el que tratan de lidiar para poder disfrutar de estas fiestas como lo hacían cuando estaban en Lima.
Los villancicos suenan y Paksy explica que su primera Navidad en España la pasaron ellas tres solas en Talavera de la Reina y fue «muy diferente». «Nosotros acostumbramos a tener la cena navideña a las 00:00 de la noche. Hacemos cuenta atrás en familia y nos abrazamos», relata. Zenyha la interrumpe, se le olvida algo importante: «Y vemos fuegos artificiales toda la noche». «Nos dormimos en el día para estar despiertas en la noche», añade con soltura.
Porque en Perú la festividad más importante es la de la cena de Nochebuena. «En Lima es tradición hacer cerdo, un cochinito, o un pavo entero, o un pollo. Depende de la costumbre de cada familia, normalmente es pavo o pollo, que se rellena con verduras y se mete al horno. Hacemos ensaladas, arroz, arroz con fideos… Cenamos a partir de la 1:00 de la mañana», explica. Y recuerda que «aquí fue muy diferente» la primera Navidad que pasaron.
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«Nos dijeron que no teníamos que hacer bulla y nosotros tenemos la costumbre de que al llegar la media noche salimos a la calle, saludamos a los vecinos, reventamos los fuegos artificiales, cenamos y, después, se hace una pequeña fiesta en la que bailamos durante toda la noche. Aquí nos dijeron que no se podía hacer bulla, ni bailar…», recuerda Paksy.
Esa Navidad la pasaron en Talavera de la Reina en un piso compartido sin que el marido de Paksy y papá de Hade y Zenyhay pudiera compartirlo con ellas. Este 2022 será diferente, están en una casa los cuatros juntos -pronto serán cinco- y han podido cumplir con otra de las tradiciones peruanas. «Nosotros decoramos la casa con el arbolito, el Nacimiento del Niño Jesús, con muchas luces en las ventanas. Uno pasa y todas las calles tienen luces, con muñecos, Papá Noel…», relata Paksy. Además, esa misma noche llegan los regalos para los niños. Se ponen bajo el árbol y son los pequeños quienes abren estos regalos que Papá Noel ha dejado.
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En Nochevieja la tradición vuelve a pasar por reunirse con la familia y festejar. Reuniones amplias en las que hay piñatas y en las que el color de la ropa es importante. «En Año Nuevo todo es amarillo. La tradición es ponerse ropa interior amarilla, verde o rojo según lo que esperes del año. Amarillo prosperidad, verde dinero y rojo amor. Hacemos chocolatada y comemos panettone, al que muchos le echan mantequilla», indica Pasky.
Algo que le llama la atención a Zenhya es que ese chocolate «es diferente al de aquí». «Hemos ido a una chocolatada y no es como el nuestro. El chocolate que sirven aquí es para comer con cosas, es más espeso», cuenta emocionada porque, como descubre su madre, le ha gustado mucho y le hará está Navidad.
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El 31 de diciembre, para cambiar de año, en Perú también comen doce uvas como en España y brindan con champán. Sin embargo, con la ropa vieja arman muñecos que colocan en la calle a los que prenden fuego al llegar las 00:00 horas. Los fuegos artificiales y celebrar la entrada del nuevo año se asemeja a las tradiciones españolas, algo que ilusiona a esta familia, que en Talavera de la Reina no puedo disfrutar demasiado tampoco de la Nochevieja, pero que está deseando comprobar cómo es en Burgos. «Nos han dicho que se arma fiesta y hay fuegos. Estamos deseando verlo», confiesa Paksy.
Al día después, la costumbre peruana lleva a hacer recorrido por las casas de los familiares con los que no se han juntado para hacerles un pequeño regalo: Panettone, champán… Es un intercambio en el que todos intercambian dulces y productos navideños. «El día 3 en mi familia tenemos la costumbre de irnos a la playa. Allí estamos en verano y ese día mi hermano tercero, que falleció hace dos años, siempre tenía esa tradición de unirnos en la playa», cuenta Paksy.
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Los fallecidos tienen su espacio en la Navidad peruana. «Cuando hay un muerto tratamos de que también esté presente», añade Hade. Para ello, hacen «gigantografías» que ponen «en la pared para darles su ofrenda». Porque en la mesa de Año Nuevo no pueden faltar las velas de diferentes colores, bandejas de frutas de muchos tipos y en una copa o vaso donde se hace una ofrenda. «Ponemos legumbres: alubias blancas, lentejas… También ponemos arroz, trigo. Cada cosa tiene su significado, es una ofrenda para que no nos falte el alimento. Y un billete en el monedero, que no sea de nuestra moneda, para que no falte el dinero», explica Paksy. Esa ofrenda se reparte entre los invitados a la mesa.
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Los turrones españoles no han seducido a la pequeña de la familia, que sigue prefiriendo el de su país, un dulce hecho de masa de harina de trigo, manteca, ajonjolí (sésamo), clavo, bañado de miel y cubierto de confites coloridos. «¡Nuestro turrón es más rico!», exclama Zenyha dejando claro cuál es el dulce que más echa de menos.
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Este año harán como hacen siempre. «Si nos alcanza para un pavo compraremos pavo, sino un pollo. Lo pondremos al horno como siempre hemos hecho, con patatas», pero Hade no deja terminar a su madre: «¡Y haremos los Reyes!». Porque en Perú el 6 de enero se celebra «la baja de Reyes», el día en el que la Navidad se termina y se recoge todo, pero en España descubrieron una nueva tradición con la que enriquecer su Navidad. «El año pasado tuvimos cuatro regalos», recuerdan emocionadas. «Ellas nunca lo habían celebrado, en mi país no es fiesta, pero acá es una fiesta para los niños, con la cabalgata y el roscón», cuenta Paksy.
«Nosotros no le dábamos importancia a los regalos al niño Jesús, pero aquí es importante y tenemos que acostumbrarnos», cuenta risueña la pequeña Zenyha, encantada de asumir una tradición más. «Son vivas, ahora quieren regalos también en Reyes», se ríe su madre.
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«Ellas se van adaptando, son pequeñas, en el colegio aprenden otras tradiciones y ellas enseñarán cuando tengan su familia un poquito de nuestro país», desea Paksy. Y Hade lo tiene claro: «Al fin de cuenta aprender cosas y adaptarnos hace que tengamos más cultura. Yo les enseño cosas de mi país a mis amigos».
Paksy, Hade y Zenyha celebrarán, junto al marido y papá de las niñas, las primeras Navidades en Burgos. Una mezcla de culturas que servirá también de descanso merecido para las dos colegialas, que han terminado el trimestre con unas notas envidiables. Ahora les queda un deseo, que llegué la nieve para completar su Navidad.
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