No ha faltado nadie. Como si se tratara del primer día de rebajas se unos grandes almacenes, miles de burgaleses han hecho colas interminables alrededor de la sede de la Cofradía de San Antón para cumplir la tradición de comer titos el día 17 de ... enero.
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El duro trabajo de los cofrades ha comenzado a las 05:00 horas. Encendido de la madera y cocinado a fuego lento de los titos, además de la habitual misa y posterior bendición a los animales en la iglesia Santa María Real y Antigua. A pesar de tanto movimiento, las ganas y las fuerzas no han flaqueado ni siquiera a última hora de la mañana cuando ha comenzado el reparto, sobre las 13:00 horas.
En ese momento, ha comenzado el alegre desfile de vecinos con cazuelas que no han querido faltar a esta centenaria tradición. Toda la semana han trabajado los 31 cofrades para que todo estuviera a punto y no defraudar a su público.
Así, las 17 calderas han estado trabajando a pleno rendimiento con los 2250 kilos de titos de Villasidro. Para completar el plato, 380 kilos de ajos, 350 cebollas, 280 litros de aceite de oliva, laurel, 3000 pimientos calahorranos, otras 3000 guindillas, 50 kilos de sal y otro tantos de pimentón, mitad dulce y mitad picante. Un total de 23.000 raciones han sido servidas a los pacientes burgaleses.
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El puntito de magia lo ha puesto el abad de la Cofradía, Marcos Pérez, encargado de bendecir el contenido de las calderas en presencia de la ciudadanía. Daniel de la Rosa, alcalde de Burgos, Javier Lacalle, senador y portavoz del Partido Popular, Margarita Arroyo, portavoz de Podemos, Vicente Marañón, portavoz de Ciudadanos o Ángel Ibáñez, consejero de presidencia de la Junta son algunas de las autoridades que se encontraban entre la multitud y han sido los privilegiados de ser los primeros en degustar los titos de 2020.
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Otros que no han faltado a esta gran cita han sido los Bomberos de Burgos. Sobre las 08:00 horas de este viernes se han ocupado del encendido de la madera y no han dudado en volver a la hora de comer para ahorrarse el trabajo de cocinar.
Orgulloso del duro trabajo realizado se ha mostrado el prior de este año, Tomás Crispín. «Esto lleva muchísimo trabajo, la gente ni se lo imagina», ha confesado. Eso sí, ha sido un trabajo con recompensa ya que ha reconocido que en esta ocasión habían quedado «muy buenos, como siempre».
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