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Los agentes e inspectores de la Policía Nacional que investigaron el caso de un posible delito de trata y prostitución de mujeres, la mayor parte de Ucrania, en un club de Estépar, han vinculado el presunto delito de trata a una de las acusadas, S. ... V. N,. Los investigadores de la trama encontraron el número de teléfono de la mujer en los anuncios publicados en webs de Ucrania. La búsqueda la realizaron a través del buscador más extendido en ese país, Yandex, a través del cual encontraron varios anuncios de trabajo en La Parada, en Estépar.
Las traducciones se realizaron a través de las herramientas de Google para convertir textos al español, algo que uno de los policías lamenta porque «lo mejor hubiera sido contar con un intérprete». Por medio de esos anuncios y los cruces de datos con agencias de viajes, tarjetas de crédito, filiaciones y asientos relacionados en los vuelos, determinaron que se estaban produciendo presuntos delitos en la persona de S.V.N.
Con toda la información se «chequearon las bases de datos de la Información de Pasajeros en Avance (API)», quedando constatado, según el testimonio de uno de los instructores que «en algunos casos, los pasajes eran pagados por la investigada S.V.N. y en otras ocasiones por su hija K.L.N. Desde Barajas, las mujeres captadas se trasladaban hasta Estépar en diferentes medios de locomoción.
A partir de ahí se realizaron los registros de hospedaje y las detenciones. Uno de los policías que declaraba este lunes puso de manifiesto, a preguntas de la Fiscalía, que las escuchas telefónicas les permitieron conocer que, sobre las mujeres, existía un control férreo por parte de algunos de los acusados en esta vista.
Por lo que se refiere a las inspecciones en el domicilio de M.A. L. y S.V. N, existe se ha constatado una contradicción entre el acta judicial de inspección y el testimonio policial en cuanto a los nombres de las mujeres que trabajaban en el club, que dicen los investigadores que aparecían en unos sobres con dinero y lo que figura en los informes, no coincide en ningún término. Esos sobres con nombres, según la Policía, apuntan a un control directo de los acusados.
A partir de ahí, la defensa tuvo que trabajar duro para intentar desmontar que el modo de proceder a la hora llevar a cabo las investigaciones podría haber sido más exhaustivo porque los policías desconocían el idioma ucraniano y el uso de un traductor informático tan simple como Google puede dar a interpretaciones erróneas de palabras y frases.
Como en la sesión anterior, la defensa se afanó en demostrar que las mujeres prostituidas no estaban obligadas por sus 'jefes'. Y la prueba más evidente es que ninguna de ellas se acogió a la defensa que el artículo 59 bis de la Ley de Extranjería ofrece a las mujeres víctimas de trata. Mientras que la Policía intentaba demostrar que la prostitución y la vulnerabilidad «van ligadas». Para la defensa, que las mujeres renunciaran a acogerse a los beneficios de la Ley, dejaba cojo este argumento.
Con respecto al resto de acusados, sus defensas han tratado de desvincular las relaciones entre las mujeres prostituidas y el propietario del inmueble, que a testimonio de la Policía y de las mujeres que han declarado, su presencia en el local ha sido siempre circunstancial. Lo mismo que de otro hombre, también acusado, que realizaba servicios de transporte a las mujeres entre Estépar y Burgos. O S.N.N., la madre de S.V.N., que estaba en la cocina, realizaba tareas de limpieza y servía de sábanas a las habitaciones.
Por lo que se refiere a la hija de M.A.L. y S.V.N, K.L.N, la Policía sí que la vincula a ciertos pagos de viajes y pasajes de avión de las mujeres con su tarjeta de crédito, así como algunas otras acciones vinculadas a las escuchas telefónicas. Pero también es cierto que las mujeres que han declarado como testigos apenas la vinculan; y asegura una de ellas que «venía un par de días para ver a la familia o ver si necesitan ayuda».
Esta misma testigo declaró en términos similares a la que lo hizo el primer día de la reanudación de la vista. La testigo de este lunes aseguró no tener deudas con nadie de la trama y que realizaba los servicios de los clientes y pagaba 40 euros cada día por su habitación en La Parada. Tras estar unos meses en el club, regresó voluntariamente a Ucrania tras pasar antes por Turquía.
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