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Una dentadura postiza, un microscopio o una enciclopedia de Derecho. Son solo algunos de los objetos perdidos que han llegado hasta las dependencias de la Policía Local en Burgos. En total, custodian cerca de 1.500 pertenencias al año en la capital, entre las ... que predominan los teléfonos móviles (de media llega uno al día hasta este almacén).
Las carteras y las llaves se encuentran también en el grupo de objetos perdidos por excelencia y en este almacén se cuentan por decenas. También todo tipo de documentación y numerosas monturas de gafas, tanto de sol como graduadas, se amontonan en cajas esperando a ser reclamadas pos sus propietarios.
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Álvaro Muñoz
Sin embargo, muchos de estos enseres cumplen el tiempo reglamentario, dos años, sin que nadie acuda a por ellos y entonces el protocolo marca diferentes destinos para cada uno. En el caso de los teléfonos móviles, se depositan en el punto limpio pero previamente, en la propia comisaría, se debe romper la pantalla del dispositivo. «Es una medida de precaución para preservar la protección de datos porque hubo un robo de teléfonos después de depositarlos nosotros en el punto limpio», explican desde la Policía Local.
El objeto más llamativo que ha pasado por allí es una dentadura postiza aunque, «afortunadamente», no hay ningún objeto de estas características allí en estos momentos. Las estanterías rebosan pero aseguran que «antes de la covid era peor» porque además almacenaban prendas de ropa que, debido al protocolo sanitario, no se recogen actualmente.
Desde el hospital Universitario de Burgos llega periódicamente una caja con las pertenencias de enfermos, fallecidos o familiares, que nadie reclamó en el complejo asistencial y que buscan una segunda oportunidad en la comisaría. Pero la mayoría cumplen los dos años de permanencia en las dependencias de la Policía Local sin que lleguen a entregarse. En esta caja hay auriculares, gafas y, sobre todo, relojes de pulsera.
Otro montón llega desde el Alcampo. Lo constituyen llaves, carteras, documentación, teléfonos, joyas y un largo etcétera, que los clientes olvidaron en el centro comercial. También tienen su propia catalogación y, al igual que sucede con los del HUBU, aguardan a ser recuperados en las dependencias de la policía.
Los llaveros tienen su propia sección dentro de la zona de objetos perdidos. Un centenar de llaves de viviendas se cuentan en un tablón, pero también hay llaves de coches, muchas más de las que cabría esperar.
Durante un periodo de dos años, los objetos permanecen en la comisaría pero, pasado este plazo, hay diferentes opciones. Algunos se destruyen pero tanto el dinero, como las joyas u otros objetos de valor, se entregan a la persona que acudió a depositarlo.
Una recompensa para quienes tuvieron la buena voluntad de devolver a sus dueños las pertenencias que un día olvidaron y que nunca más reclamaron.
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