«No podemos colapsar porque somos el parque de bomberos principal de la provincia»
Miguel Ángel Extremo, jefe del Parque de Bomberos de Burgos ·
Los Bomberos de Burgos han adaptado protocolos e intervenciones a la crisis sanitaria de la covid-19 | Han realizado 500 desinfecciones, que han compatibilizado con asistencias en domicilio y tareas habituales
En el Parque de Bomberos de Burgos no van a olvidar fácilmente este 2020. El 8 de marzo estaban felizmente celebrando la Festividad de San Juan de Dios, patrón del cuerpo de seguridad, y unos pocos días más tarde Burgos quedaba confinada bajo el estado ... de alarma. «Llegó el tsunami y nos pilló a todos por sorpresa», recuerda Miguel Ángel Extremo, el jefe del Parque de Bomberos de Burgos, quien destaca la profesionalidad del equipo pese a los duros momentos vividos.
«Los primeros días había una inseguridad tremenda», reconoce, y tuvieron que cambiar protocolos e intervenciones para adaptarse a una realidad sometida a la presión de la covid-19. «El objetivo era no colapsar como servicio para seguir manteniendo la prestación», afirma, porque el Parque de Bomberos de Burgos juega un papel esencial para garantizar la seguridad de los burgaleses, de la capital pero también de la provincia.
«Nosotros no podemos colapsar, no podemos cerrar porque somos el parque principal de la provincia», afirma Extremo, quien recuerda que no cuentan con el respaldo de otros parques de bomberos como ocurre en provincias como Madrid o Vizcaya. Así que se «blindaron» para minimizar al máximo el riesgo de contagio y que, en el supuesto caso de que la covid-19 entrase, no se comprometiera el servicio.
«Hemos visto cosas tremendas»
La crisis sanitaria de la covid-19 ha dejado momentos especialmente dolorosos para los Bomberos de Burgos. Acostumbrados a las intervenciones que exigen entrada en domicilio, para atender a personas mayores que sufren alguna caída o que se encuentran impedidas, lo que han visto estas semanas de confinamiento les ha dejado más marcados de lo habitual.
Sin querer entrar en detalles, Miguel Ángel Extremo ha hecho hincapié en el drama social que supone la soledad de nuestros mayores, de muchos que han pasado la cuarentena social solos en sus domicilios. La covid-19 ha agravado realidades ya de por sí complicadas y los bomberos han visto «auténticos dramas».
También ha sido especialmente difícil entrar a desinfectar en las residencias de mayores pues, al riesgo de contagio propio, se ha unido el miedo a contagiar a un colectivo especialmente vulnerable. Y duro también el trabajo en albergues o centros sociales y asistenciales, admite el jefe del Parque de Bomberos de Burgos.
Se diseñaron seis turnos estanco, cancelándose cambios, licencias y permisos, y se impuso un estricto protocolo higiénico-sanitario. Toma de temperatura diaria a la entrada al parque, desinfección constante de equipos, vehículos e instlaciones, cierre de áreas comunes (piscina, gimnasio, cocina...). «Cada bombero traía la comida de casa y comía solo», recuerda Extremo.
«Se ha hecho un esfuerzo importante por parte de los bomberos, que han respondido de forma fantástica«, asevera el jefe del Parque de Burgos, recordando que durante semanas solo se pensaba en modo covid-19. Las prácticas habituales se suspendieron y se cambiaron por prácticas de uso de los equipos de protección individual, que se han utilizado cada ve que ha existido sospecha de coronavirus.
Miguel Ángel Extremo recuerda que han realizado muchas entradas a domicilio, algo cada vez más habitual, pero que en esta ocasión entrañaba un riesgo extra. «No sabías qué te ibas a encontrar», admite. Por ese motivo los primeros días «había una inseguridad tremenda«, que ahora ha pasado a un segundo plano pues los protocolos están perfectamente definidos e interiorizados.
Patricia Carro Aythami Pérez Miguel BURGOS conecta
Y todo ese esfuerzo, ese cuidado, ese blindaje ha dado sus resultados. O, más bien, ausencia de resultados positivos. En el Parque de Bomberos de Burgos no ha habido contagios por la covid-19. «Ha habido sustos», admite el jefe, pues se han realizado intervenciones de riesgo y se han tenido que hacer alguna prueba PCR, que ha dado negativa. También negativas han dado las dos pruebas de anticuerpos a las que se han sometido todos los bomberos.
500 desinfecciones, el 80% de las residencias de Burgos
Miguel Ángel Extremo explica que, durante los meses más duros de la pandemia, el trabajo ha sido especialmente complicado por las desinfecciones. Salvo las entradas a domicilio, el resto de las intervenciones habituales (accidentes, incendios en viviendas o empresas, saneamientos de fachadas) se redujeron prácticamente a cero, y el día a día estaba marcado por las desinfecciones.
Han realizado más de 500, en todo tipo de edificios: mercados de abastos, centros sociales, albergues, la carpa de triaje del HUBU, centros de salud, estación de autobuses, hipermercados... Y el 80% de las residencias de mayores de la capital, un trabajo que se han distribuido en la provincia entre los parques de bomberos de Burgos, Aranda y Miranda, la UME y el Ejército de Tierra, aunque parezca que solo ha 'lucido' la labor de la Unidad Militar de Emergencias.
Esperando refuerzos
Miguel Ángel Extremo explica que los nuevos protocolos frente a la covid-19 han obligado, por ejemplo, a incrementar el número de vehículos con los responden a una salida. Ahora, van dos vehículos auxiliares para que los bomberos no vayan 'apiñados' en las dataciones habituales. Lo llaman 'nueva normalidad'.
Afortunadamente, el parque de Burgos cuenta con flota suficiente para afrontar estos cambios de protocolo. Además, en breve llegará un nuevo vehículo, mientras que a finales del pasado año se incorporó una autobomba nodriza y, ahora, se ha licitado una autoescala, que tiene un coste de 800.000 euros.
Es mucho dinero, reconoce Extremo, pero se trata de un vehículo «muy necesario» necesario para la ciudad. «Burgos tiene que tener dos autoescalas», afirma el jefe del Parque de Bomberos, que también valora la nueva convocatoria de plazas que va a sacar el Ayuntamiento y que permitirá incorporar a 13 profesionales.
En el cuerpo hay una clara brecha generacional, agravada por la suspensión de las convocatorias de plazas entre 2008 y 2017. Las jubilaciones se encadenan (dos compañeros ya se han jubilado este año y, para la segunda mitad, lo harán otros dos), y falta personal. Para que todos los turnos de intervención estén completos se requiere de 108 bomberos (sin contar jefatura ni prevención) y, actualmente, hay 87.
Ahora, el Parque de Bomberos también ha entrado en la 'nueva normalidad'. Había ganas de volver a la rutina, admite Extemo, y han vuelto los enjambres, los incendios en domicilio, las limpiezas de calzada, los saneamientos de fachada, los incendios de contenedores. Eso sí, la covid-19 ha dejado su impronta. Se mantienen protocolos de seguridad: desinfecciones, distancia de seguridad, uso de mascarillas y salidas con dos vehículos auxiliares.
Han vuelto a cocinar, han reabierto los espacios comunes, se ha recuperado la permeabilidad entre los turnos y ya ha habido vacaciones. Pero los EPI's siguen preparados por si, en una intervención, existe alguna sospecha de covid-19. También mantienen los suministros de desinfectantes, que han estado entregado estos días a la Brigada de Obras, encargada de la limpieza de los parques infantiles.
«Ha sido duro pero los bomberos han respondido», como siempre lo hacen, como un equipo unido y cohesionado. Ha funcionado el compañerismo, porque «sino acabas desquiciado», y pese a las dificultades y la incertidumbre, ha primado el optimismo y el buen ambiente entre los turnos. «Gracias a ellos se ha conseguido sacar el trabajo», admite Miguel Ángel Extremo.
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