16 personas donaron sus órganos en 2019 en Burgos, y solo un órgano fue ineficaz

A esas cifras, se suma la donación de tejidos (en esta estadística también se incluye a la persona ineficaz) con 30 globos oculares, 60 segmentos vasculares, 4 válvulas cardíacas y 30 fragmentos óseos entre todos los donantes.

Unos datos que colocan a Burgos por debajo de la media nacional al establecerse en 42 donantes por cada millón de personas, por los 48,9 que registra España. «Lo más importante es la generosidad que han tenido las familias en momentos complicados. Tengamos muchos donantes o pocos, valoramos cada caso como especial. El hecho de que tengamos menos donantes que en 2018, no implica que el valor de cada familia no sea infinito. Nuestro trabajo es el de agradecerles el gesto positivo y transmitirles el bien que van a hacer a otras personas, mejorando la calidad de vida, y en muchos casos, poder seguir viviendo», incide la médico coordinadora de trasplantes en el HUBU, María Eugenia Perea, líder de un proyecto en el que pueden trabajar más de 100 profesionales en una extracción.

Y es que cada órgano presenta unas características diferentes, por lo que entran en juego muchas variantes como la edad del fallecido y la del posible receptor, así como el estado del estado del órgano, entre otros. El riñón lidera el ranking de los más trasplantados, aunque no existe una urgencia cero como con el resto de órganos. «Hay muchísimas personas que padecen una enfermedad renal por hipertensión, diabetes..., y por eso hay muchos pacientes en lista de espera. Además, también hay casos con muchos trasplantes de riñones, hasta cinco. El cuerpo también desarrolla defensas que atacan al órgano», señala la enfermera coordinadora, María Amor Hernando.

«Más que la edad es la función del órgano. Por eso no hay límite de edad en la donación. Hay personas jóvenes que no pueden donar y mayores que la funcionalidad de sus órganos está perfecta», recalca Perea. Y es que la edad del donante se ha elevado en los últimos años por el descenso de muertes por accidente de tráfico, situándose en la provincia en una media de 63,2 años. Cada vez hay receptores más mayores que llegan con una buena calidad de vida, por lo que los donantes también son más añosos. «Los jóvenes están más perjudicados para recibir un órgano. Ahora, entre el 4% y 5% de los donantes son personas jóvenes. Hace 20 años representaban más del 20%. El descenso de accidentes perjudica a los receptores jóvenes», apostilla Hernando.

Son muchos los cauces para que uno sea donante. Desde aplicaciones móviles hasta facilidades de las administraciones como la Junta de Castilla y León. Información y transparencia son las señas de identidad de un proceso que salva vidas, pero que actualmente no tiene validez legal. Se necesita el consentimiento de la familia a la hora de la muerte del ser querido. «Lo único que tiene validez son las instrucciones previas (testamento vital), pero lo tiene hecho muy poca gente», afirma Hernando.

Mucha de la labor de concienciación arranca con los más pequeños, por lo que el departamento de trasplantes destina muchos recursos a los colegios. Por ese motivo, en febrero profesionales del ámbito se acercaran hasta el IES Pintor Luis Sáez durante cuatro jornadas.