«No me lo pensé, salí a quitarle el mechero, pero ya se había prendido fuego»

El encargado del bazar Shangai de Burgos, que prefiere no desvelar su nombre, se ha convertido en un héroe, aunque su rápida actuación no pudo evitar que el hombre nepalí se prendiera fuego. Él estaba en su negocio y observó lo que estaba ocurriendo en la calle.

Sin pensárselo dos veces reaccionó al ver cómo el hombre que se quemó a lo bonzo sacaba un mechero para prenderse fuego después de rociarse con gasolina. Salió a toda velocidad para evitar la desgracia y, en su intento, se quemó la mano izquierda porque en ese momento se produjo la deflagración.

No pudo conseguir su objetivo. En su intento, se quemó su mano izquierda y los facultativos del Hospital Universitario le han diagnosticado «quemaduras de segundo grado».

Las cercanías del número 84 de la avenida del Cid, registraban esta mañana de jueves una normalidad absoluta después del trágico suceso acontecido el día anterior. En los comercios cercanos, como en el estanco, desconocían quién era esta persona. Una de las encargadas aseguraba que «quizá había podido entrar alguna vez», pero tampoco tiene constancia de quien podía ser.

En la calle, en varios corrillos alrededor del lugar del suceso, los vecinos comentaban lo ocurrido el día anterior. Con datos sin confirmar por la Policía, una joven hablaba con otras personas en uno de esos corrillos, asegurando que el hombre que se roció con la garrafa de gasolina, «tenía la intención de arrastrar a la mujer, rociarla también con la garrafa y prenderse fuego ambos», incluso que el hombre portaba un cuchillo.

La Policía Nacional confirma que el hombre está siendo investigado por un posible delito de violencia de género, ya que varios testigos del suceso aseguraron que el hombre se acercó a la mujer e intentó agarrarla una vez envuelto en llamas. A raíz de estos testimonios, la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer de la Policía Nacional es la encargada de asumir la investigación.

A veces la realidad puede superar a la ficción o a otras realidades que proyectan los medios de comunicación. El dueño del bazar recuerda «algún suceso de este tipo que ha visto por televisión y que ha ocurrido en fechas recientes», pero nunca se pudo imaginar que delante de su propio establecimiento, una persona pudiera llegar a inmolarse de esa manera.

El hombre lleva 35 años en España y se considera un burgalés más. Dice que escuchó «discutir a la pareja en un idioma que no conocía», porque él solo habla español y mandarín. Los médicos le han recomendado que coja una baja porque su trabajo le puede causar daños.

Sin embargo, asegura que él no puede cerrar unos días el negocio: «Soy autónomo, no puedo cerrar; además mi mujer está de viaje y nadie puede atenderlo». Este trabajador y su esposa son padres de dos hijos.

La avenida del Cid recupera poco a poco el pulso de la vida cotidiana. La camarera del bar Moypi, a 100 metros del lugar del suceso, había terminado a las 13.00 horas su jornada de trabajo. Supo de lo ocurrido a través de su «teléfono móvil, leyendo la noticia». Asegura que algunos vecinos sí han comentado lo ocurrido, y que la sorpresa por el incidente ha sido grande en esta zona del barrio de Vadillos.

Otras vecinas aseguran que no conocían al hombre y que la mujer tampoco les suena, que debía vivir en la zona desde hace poco tiempo.