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El último monumento de la serie 'El Patrimonio burgalés en peligro' tiene como nombre convento de San Francisco, aunque también podría llamarse viejo archivo de los Reyes Católicos o antiguo cuartel militar. Por desgracia, del edificio solo quedan unas ruinas, que pertenecen desde 1972 al Ayuntamiento de la capital.
Estos vestigios, por escasos que son (únicamente quedan varios muros con algún detalle artístico), tienen un halo de leyenda. Se cuenta que fue fundado por el propio san Francisco de Asís en 1213.
Sea quien sea su promotor, la fecha es cierta, puesto que ya existía este inmueble religioso antes de la colocación, en 1221, de la primera piedra de la Catedral, según explica el gerente del Instituto Municipal de Cultura y Turismo (IMCYT) del Consistorio, Ignacio González. Dos siglos más tarde fue sede del archivo de los Reyes Católicos.
Pero no corrió la misma suerte que la Seo. La Guerra de Independencia dejó tocado al inmueble, que tres décadas después se incluyó en la lista de edificios a desamortizar. Mediado el siglo XIX su estado no era el mejor, de ahí que comenzara a ser demolido y sirviera como cantera para otros edificios.
En este caso, González declara que llevarse sillares, un hecho bastante censurable en la actualidad, era habitual en aquella época porque no se preservaban los bienes como en la actualidad. «No se puede mirar con los ojos del siglo XXI una actuación de hace 200 años», comenta.
En el solar, junto a las pocas ruinas del convento, se instaló un cuartel y un almacén militar. El uso tampoco varió mucho cuando pasó a manos municipales, puesto que sirvió incluso de garaje, aunque no por mucho tiempo. Una reforma urbanística a finales de los años 80 del siglo XX modificó el uso del espacio que ocuparon el Ejército y el Ayuntamiento, aunque se mantuvieron en pie las ruinas.
La última actuación en los vestigios relacionada con la Historia tuvo lugar en 1992, cuando se realizaron unos sondeos arqueológicos que descubrieron restos óseos, trozos de cerámica y algunas monedas. Desde entonces no ha habido cambios. Las ruinas están valladas y no existe ningún plan de conservación.
En febrero de 2014, mes en el que entró en la Lista Roja de Hispania Nostra, el partido Unión, Progreso y Democracia (UPyD), que en aquellas fechas tenía representación en el Ayuntamiento de Burgos, reclamó la dignificación de los vestigios, pero su propuesta cayó en saco roto. De hecho, alguna persona decidió que era un buen lugar para hacer una pintada vandálica.
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