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Los huracanes Eta e Iota que han azotado Honduras en las últimas semanas ha pasado casi desaprecibidos, arrasados por un ciclón mayor en forma de pandemia de la covid-19. Sin embargo, su paso por Centroamérica ha dejado muertos, desaparecidos, desplazados e incontables daños ... materiales, por lo que se requiere del apoyo internacional para que los países afectados puedan empezar una reconstrucción, que será dura y sobre todo costosa, en términos económicos y sociales.
Por ese motivo, la parroquia de San Juan de Ortega de Burgos se ha volcado con Honduras, dada la vinculación especial que tienen con la Diócesis de San Pedro de Sula. Su obispo, Ángel Garachana, cuenta con familia en la parroquia y siempre que regresa a Burgos, la visita, recuerda su párroco, Francisco Javier García Cadiñanos. Así que, nada más tener noticia de los sucedido, comenzaron las aportaciones económicas para ayudar a paliar el desastre acontecido.
Y en apenas diez días se han conseguido recaudar 6.405 euros, que suponen un cuarto de los ingresos ordinarios de 2019. «Aportaciones de anónimos, otras de familias con dificultades, también ha habido niños que han roto la hucha, grupos que se han organizado, pensionistas con pocos recursos, gente que ve cómo su negocio se hunde...», afirma García Cadiñanos, quien destaca el huracán de solidaridad pues «les ha sorprendido, ya que no se imaginaban una respuesta tan pronta y generosa».
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