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En el Parque del Parral de Burgos se ha respirado este viernes mucha alegría y mucha ilusión. Si las peñas suelen llevar la marcha en la sangre, y saben muy bien cómo contagiársela a los demás, en este regreso tras dos años de parón forzado ... por la pandemia de la covid-19, los peñistas lo han dado todo para que los burgaleses disfrutasen a tope de la Festividad del Curpillos.
Y eso que el calor, extremo, que vivimos estos días ha sido el gran protagonista de la jornada. Pero, aún así, los burgaleses han acudido al parque burgalés para disfrutar del morro, el chorizo, la morcilla, las tortillas, la paella, las sardinas, los langostinos, los champiñones... Había una amplia variedad de viandas para que nadie se quedase con hambre.
Se esperaba un Parral multitudinario. Primero, por las ganas que que tenían los burgaleses. Después, por la llegada de visitantes procedentes de otras provincias. Y por ese motivo se había encargado mucha comida, aunque el calor ha hecho de las suyas y, en algunos momentos, se ha vendido menos carne de la esperada, pero muchas más bebidas.
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Las botellas de agua, los cachis de calimocho, las cervezas, los refrescos... han corrido de mano en mano casi sin dar tiempo al calor para que los calentara. Las carpas han servido para evitar los rayos del sol, que quemaban. Lo mismo que los árboles, cuyas sombras son siempre las más cotizadas. Sin embargo, los que peor lo han pasado han sido los cocineros.
En la Peña Fajas de Huelgas, por ejemplo, los encargados de las parrilas lo han llevado con resignación. Y mucho líquido. Tenían agua para refresca la cara, y bebidas para frenar la sed. Aun así, han pasado mucho calor. También en Los Mangas, donde se han ido turnando para atender las parrillas, mientras los compañeros se han asegurado de que no les faltase el líquido.
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Tantos unos como otros reconocían que, aunque había mucha gente, esperaban más público. O que consumiese más, pues ya se sabe que el calor puede quitar el hambre. Mientras, en El Crucero estaban encantados con la respuesta de los burgaleses, y muy pendientes de apagar los fuegos en cuanto fuera posible, por la salud de sus peñistas cocineros.
Además, en El Crucero han contado con La Panchoneta, que ha amenizado la jornada, atrayendo a muchos curiosos. En la peña los más jóvenes han estado también muy implicados, mostrando que existe un relevo generacional, y que la pandemia solo ha sido un bache en el camino. Ahora, una vez recojamos El Parral y descansemos, peñistas y el resto de burgaleses empezaremos a pensar en los Sampedros, que se inauguran en una semana.
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