El primer sábado de primavera Burgos presenta una imagen muy diferente de la que podría esperarse si la situación no fuese extraordinaria. El confinamiento impuesto por el estado de alarma deja los parques, las riberas del río y las calles prácticamente vacías. En la Plaza ... Mayor y calles aledañas podía verse al ejército durante buena parte de la mañana, patrullando para controlar que los ciudadanos cumplen con el aislamiento social.
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En las tradicionales calles donde suele congregarse la ciudadanía para disfrutar del vermú, hoy hay completo silencio. Las persianas bajadas y el movimiento de las personas que, de una en una, salen a realizar compras básicas. Cada vez es más habitual cruzarse con vecinos que llevan mascarilla y guantes. «Toda precaución es poca», reconocen algunos que en este sábado ya ven un día menos para superar esta crisis.
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