Desde la pasada semana, la última del mes de julio, las máquinas trabajan en la construcción del futuro templo de la parroquia San Juan Pablo II, en el conocido como S-4 de la ciudad de Burgos, en Villímar Oeste, un barrio joven y ... en expansión donde también se proyecta la construcción de un colegio público.
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Desde el Arzobispado de Burgos se apunta que «la comunidad parroquial, que ya existe aunque es todavía tímida, empieza a crecer mientras sus miembros mantienen algunas reuniones esporádicas y comienzan a organizar sus actividades evangelizadoras y de servicio a los pobres y vulnerables con la creación de su Cáritas parroquial y otros organismos, como su consejo pastoral».
Se prevé que el edificio diseñado por el arquitecto José María Cañada sirva para dinamizar la vida de la comunidad y pueda estar concluido en un plazo de ejecución de un año y que el complejo parroquial pueda bendecirse e inaugurarse para el curso pastoral 2021-2022.
Concluyen así varios años de trámites administrativos desde que el Ayuntamiento de Burgos cediera al Arzobispado de Burgos en 2008 (y renovara en 2016 al no haberse llevado a cabo los trabajos) una parcela de 2.213 metros cuadrados para la construcción de un centro parroquial, cuyo proyecto de ejecución fue aprobado el pasado mes de noviembre.
La nueva parroquia se ubicará entre las calles Lazarillo de Tormes y José María Codón, frente al centro de salud José Luis Santamaría, y ocupará una superficie total de unos 500 metros cuadrados, 300 para el templo propiamente dicho y otros 200 metros para dependencias parroquiales, como salas para catequesis y otras actividades.
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La obra tiene un presupuesto aproximado de 800.000 euros que se sufragarán entre el Arzobispado de Burgos y las aportaciones de los propios feligreses, que son atendidos por ahora desde la parroquia de San Adrián de Villímar y que poco a poco van solicitando bautismos, primeras comuniones y expedientes matrimoniales. En la construcción participarán empresas burgalesas, salvo una pequeña partida de 30.000 euros, que irá a parar a una empresa con sede fuera de la provincia pero con presencia en Burgos.
El templo contará con un presbiterio dotado de un sistema de mamparas que, al cerrarse, permiten convertirse en capilla para las celebraciones diarias. Dos de sus fachadas se realizarán en hormigón y otra llevará un recubrimiento de termoarcilla y una fachada ventilada. El complejo se completará con dos salas para varios usos (como la acogida parroquial de Cáritas), despacho, sacristía, un pequeño campanario y una amplia zona, a modo de plaza, como lugar de encuentro entre los miembros de la parroquia y actividades al aire libre.
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