El Obispillo continúa con la tradición burgalesa más entrañable

Seguramente, el momento que más expectación genera es el recorrido que realiza a lomos de un caballo blanco por el paseo del Espolón. Un niño, vestido de obispo, a lomos de un caballo blanco con un séquito de niños que lanzan caramelos. Los burgaleses que no conocen la tradición o los visitantes se quedan sorprendidos y es habitual escuchar las preguntas sobre qué está ocurriendo.

Lo que ocurre es que el Obispillo, en este caso Diego, se dirige al Ayuntamiento. En la puerta lo recibe la alcaldesa, Cristina Ayala. De ahí se le acompaña al salón de plenos donde Diego Pavel ha leído las peticiones de los niños de Burgos para mejorar la ciudad y el mundo en el que viven.

La elección del Obispillo siempre tiene lugar en la primera semana de diciembre. El pasado día 4, después del ensayo, 18 escolanos eligieron a Diego como Obispillo 2023. Esta elección se mantiene en secreto hasta el Domingo Gaudete, el tercer domingo de Adviento, en el que, en la sala Polisón, se comunica a las instituciones civiles y religiosas el nombramiento.

La fiesta del Obispillo se celebra desde la Edad Media y en un origen se trataba de un tipo de fiesta estudiantil que se hacía entre los niños pertenecientes a las escolanías de las catedrales. Según la documentación del Archivo de la Catedral de Burgos ya se celebraba en 1399.