«Maquillaje, mentira, engaño, ilusión o lavadero de cara». Esas son algunas de las definiciones que el psicólogo de la Asociación Burgalesa de Rehabilitados del Juego (ABAJ), David Burgos, ha puesto a las nuevas modifiaciones sobre la Ley reguladora del Juego y de las Apuestas ... de Castilla y León publicadas el pasado lunes en el BOCYL.
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Con 31 años de experiencia ayudando a superar su adicción a jugadores patológicos y sus familias, Burgos lleva literlamente la mitad de su vida intentando «arreglar a personas, vidas y familias rotas» por el juego, una «pandemia silenciosa» a la que, según afima, «no interesa poner fin porque da mucho dinero».
Desde la perspectiva de su trabajo en ABAJ, las medidas tiladada por el consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago, como «el texto más moderno y avanzado de España», no hacen más que perpetuar un problema que, a sus 61 años, ha visto cómo se extendía, enquistaba y crecía de manera exponencial con el auge de los salones de juego en las ciudades y las apuestas online.
«Cada vez empiezan antes y cada vez tardan menos en engancharse», expone Burgos sobre la negativa evolución que la ludopatía muestra en la provincia burgalesa, «un fiel reflejo de lo que pasa a nivel nacional e internacional». Uno de los puntos importantes que exponen las nuevas modificaciones es la ampliación de los radios de distancia respecto a centros de enseñanza tanto para salones de juego y salas de apuesta como para la publicidad del juego.
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En este sentido, desde ABAJ se mantiene la crítica ante la insuficiencia de estas medidas tomadas por la Junta. «Que no engañen a la gente. Esta diferencia no disuade a ningún chico de cruzar un paso de peatones, bordear un perímetro y acercarse a una sala de apuestas. En algunos casos no tardan ni un minuto en ir a una sala de juegos. Están hechas (las modificaciones) para lavarse la cara ante la opinión pública, pero que no sirven de nada», lamenta Burgos.
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Esta reforma de la legislación vigente desde junio de 1998 también impone la obligatoriedad de informar debidamente a aquellas personas que entren a las salas de juegos sobre sus posibles efectos perjudiciales -que pueden derivar en una adicción- con folletos informativos y similares, la prohibición de exhibir ofertas promocionales fuera del propio local y el deber de recomendar un consumo responsable a la hora de apostar dinero.
Para Burgos, estas acciones responden a una «falsa preocupación» del Gobierno autonómico ya que es «imposible» que un adicto al juego atienda a las advertencias de «Juegue con Responsabilidad» ya que se trata de una «persona enferma» que «no tiene capacidad ni voluntad» para eludir el juego. «¿Cómo le pides a un heroinómano que consuma heroína, pero con responsabilidad? Nunca va a poder. Sucede lo mismo con los jugadores patológicos. El jugador siempre va a jugar mientras tenga posibilidad, recursos y tiempo», compara.
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Otro de los puntos sobre los que se detiene el psicólogo de ABAJ es el registro de acceso y las restricciones. La comunidad cuenta desde hace años con un registro de personas que tienen prohibido el acceso a los establecimientos de juego y apuestas, en el que ellos mismos se pueden inscribir para evitar recaídas o tentaciones innecesarias en el caso, por ejemplo, personas adictas ya rehabilitadas o en proceso de salir de la ludopatía.
Burgos reconoce que en el caso de jugadores online «está funcionando bastante bien», pero, por otro lado, argumenta que dentro de la propia medida «está la trampa, ya que un jugador puede denunciar y también darse de baja de esta lista y poder acceder tanto a salones de juego como a apuestas por internet.
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Por último, la indignación se apodera del psicólog de ABAJ al comentar la última novedad de este cambio legislativo referente a las sanciones. El nuevo texto recoge que las sanciones a entidades, corporaciones y casas de apuestas y salones de juego redundarán en las asociaciones para rehabilitar jugadores. Así, según se recoge en la reforma de la Ley reguladora del Juego y de las Apuestas de Castilla y León, la recaudación de las multas económicas fruto de su incumplimiento servirán para financiar asociaciones como ABAJ.
Ante este «nuevo engaño», Burgos explica que la asociación burgalesa de rehabilitados del juego «no ha recibido ni un solo euro de la Junta de Castilla y León en los últimos quince años». «Lo último que recibimos fueron dos o tres mil euros», recuerda a la vez que muestra su indignación ante lo que considera un «blanqueamiento de la ludopatía» de cara a la galería.
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«Si no hubiese tantas facilidades para acceder al juego y cada vez a a una edad más temprana, no habría tantos jugadores patológicos y nosotros no seríamos necesarios en la sociedad. Pero eso, además de que no se puede porque salones de juego y casas de apuestas están protegidas por la ley y no se pueden prohibir, no interesa porque da mucho dinero. Sería como matar a una gallina que pone mucho huevos de oro», insiste Burgos para concluir.
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