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La «nueva normalidad» ha llegado a las peluquerías de Burgos con numerosas normas a las que los profesionales del sector se han tenido que adaptar para poder reabrir sus puertas. Cita previa, solo un cliente en la mayoría de los centros, toallas desechables, desinfección, hasta ... una hora y media entre un servicio y otro, son algunas de las medidas que han adoptado desde este lunes para garantizar la máxima seguridad para el púlico y para los trabajadores.
En la peluquería de caballeros Elegance del barrio San Pedro y San Felices, a media mañana ya no había hueco en la lista de espera hasta el próximo sábado. «Trabajo yo solo y necesito media hora para hacer atender y luego desinfectarlo todo», explica el propietario Yean Carlos García que aparece ataviado con guantes, mascarilla quirúrjica y pantalla protectora encima. Él mismo abre la puerta, que permanece cerrada con llave para asegurarse de que nadie acceda a su establecimiento incumpliendo la distancia obligatoria o sin protección. «Aquí no entra nadie sin mascarilla o guantes y, si no lo traen, se lo facilito yo», asegura García.
Nada más acceder a su local es obligatorio pasar los zapatos sobre una alfombra en la que él mismo va echando lejía, «intento que esté todo desinfectado todo el tiempo», reconoce García, que muestra las toallas y capas desechables que utiliza con cada uno. En los centros para mujeres los tiempos se pueden prolongar hasta una hora y media entre clienta y clienta «sobre todo si necesitan tintes y mechas que es lo más demandado estos días», señala la trabajadora de un céntrico establecimiento. También, cumpliendo con la normativa, se debe solicitar cita previa, «estamos trabajando mucho y lo tenemos todo lleno», confiesan.
Durante esta jornada no se han visto las esperadas colas en la calle para poder acceder a la peluquería, ya se determinó que esperar en la puerta de los centros no estaría permitido. En las calles de la capital ahora, además de las tiendas de alimentación y de las farmacias, el mayor movimiento se ha visto en estos negocios de estética. Algunos gerentes de los salones de belleza manifiestan que no se atreven «a levantar aún el ERTE a sus empleados por miedo a que haya un rebrote y tengamos que volver a cerrar». Por este motivo, la mayoría está ampliando sus horarios, tal y como adelantaban desde la asociación de peluquerías de Burgos, para poder atender a la gran demanda que hay en este sector.
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