Los niños vuelven a las calles de Burgos

Al abrigo del decreto firmado días atrás por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, los peques han podido salir durante una hora, acompañados únicamente por un adulto y con cierta restricción de movimientos. Nada de jugar en los columpios. Nada de juntarse con otros niños que no formen parte del núcleo familiar. Eso, al menos, la inmensa mayoría. Y es que, durante esta primera jornada de desconfinamiento parcial se han visto diversos incumplimientos a lo largo y ancho de la ciudad.

Aún así, la simple huida temporal de las cuatro paredes en las que llevan encerrados mes y medio es suficientemente gratificante. Así lo reconoce Víctor, padre de Izan, que a pesar de asegurar que el niño lo está llevando «mucho mejor de lo esperado», también reconoce que «tiene mucha energía» y en casa es complicado gestionarlo. Izan tiene tres años -en realidad, «casi cuatro»- y tenía «muchas ganas» de salir a la calle. Lástima del tiempo. «Íbamos a jugar al balón, pero está el suelo demasiado mojado», explica Víctor. Sea como fuere, añade, «si se hubieran hecho las cosas un poco antes, hubiéramos comido menos marrón, pero a todo pasado se ven las cosas fáciles».

Con muchas ganas ha salido de casa también Gael, que con tres años y medio «ha empezado a correr y ahora ya no quiere entrar en casa», según explica su padre, Jairo. En su caso, el niño «aguanta bien en casa», ya que tiene la suerte de «tener terraza». Sin embargo, ya iba siendo hora de poder salir. «Creía que no le hacía tanta falta salir, pero al final ha sido una locura», comenta su padre ante la distraída mirada del perro familiar. En su caso, padre e hijo van con mascarilla, el gel en el bolsillo y «más cautela» que habitualmente, aunque sin miedo.

Tampoco ha salido con miedo Ricardo, que corre detrás de su hijo Darío y la pelota con la que han bajado al parque Santiago. «No le he puesto mascarilla ni nada. No quiero asustarle. Además, yo salgo a trabajar todos los días», explica el progenitor mientras el niño corre y patea la pelota. Eso sí, en su caso, la familia se ha tenido que repartir. Su pareja y otra hija han salido po su cuenta porque, según explica tajante Darío, «no podemos ir todos juntos». «El niño sabe perfectamente lo que está pasando y lo ha llevado muy bien, pero desde que se dijo que se iba a poder salir lleva un par de días emocionado», subraya Ricardo.

Quienes sí han salido juntos han sido Eugenia (10 años), Mateo (6) y su madre Marta. Tras un paseo, están esperando en la cola de la panadería. Eugenia con una sonrisa; Mateo un pelín asustado. «Todos teníamos ganas de salir», pero, de momento, con muchas precauciones. «Hoy sólo un paseo, con las mascarillas y sin tocar nada», explica Marta. Y cuando se llegue a casa, «hay que lavarse bien las manos», añade Eugenia. Quizá, reconoce la niña, lo que más echa de menos es a los amigos. «Hacemos videollamadas, pero no es lo mismo», insiste al tiempo que su madre reconoce que «se han portado muy bien. No es fácil estar en casa todo el día».

Por su parte, Diego ha salido de casa con los mellizos Jorge y Martín, sus bicis, sus patines y «sin miedo» En su caso, las ganas por salir eran demasiado grandes. Y es que, con tres niños en casa, la conciliación no ha sido sencilla durante este tiempo de confinamiento.

No lo está siendo, de hecho, para nadie. Sin embargo, los más pequeños tienen desde hoy carta blanca para, al menos, salir, estirar las piernas, correr y jugar, aunque sea sin contacto directo con otros niños.