Muere el sacerdote de los 13 exorcismos de Burgos

Hernández Sahagún estuvo implicado en un polémico exorcismo a una joven burgalesa -ya fallecida- hace más de diez años. Llegó a estar citado a declarar como imputado, aunque la causa se cerró hasta en dos ocasiones por falta de pruebas, según la información recopilada por El Norte de Castilla.

El caso de trece exorcismos es el último documentado en España y tiene a la ciudad de Burgos como epicentro del suceso. También está implicada Valladolid por ser la ciudad en la que se 'celebraron' los exorcismos.

En marzo de 2017, el Juzgado de Instrucción número 2 de Burgos acordó, como ya hiciera el 5 de octubre de 2015, archivar de nuevo el caso que previamente ordenó reabrir la Audiencia Provincial al «no existir indicios racionales de criminalidad de la comisión de los delitos imputados a los investigados».

Una decisión que estuvo motivada, primero, por un escrito en el que la joven se retractaba de las acusaciones iniciales, que ella misma presentó «voluntariamente» en el juzgado el 27 de mayo de 2015 y que ratificó un año después. En el mismo, reconocía que tanto sus padres como el sacerdote, el exorcista de la Diócesis de Valladolid Jesús Hernández, y el resto de investigados, «procuraron mi bien en todo momento».

La segunda razón que llevó a archivar la causa es que el examen forense que se realizó a la joven dictaminó que «no fue influenciada ni presionada» a la hora de confeccionar el escrito voluntario de renuncia a la investigación. «No existe información objetiva alguna que permita dudar de su voluntariedad», recogía el auto de archivo.

Los hechos parten de mayo de 2012, cuando la joven, entonces de 16 años y que, al parecer, vivía con sus padres en un entorno de férrea religiosidad, comenzó a sufrir problemas psiquiátricos que derivaron en ingresos hospitalario y un intento de suicidio.

Así, sus progenitores decidieron acudir al exorcista vallisoletano en abril de 2014, quien la sometería a «trece sesiones de exorcismo u oraciones de liberación» en el convento de San Joaquín y Santa Ana, además de asistirla telefónicamente. El propio religioso, que llegó a prestar declaración en calidad de investigado, confirmó ante la jueza que ella «siempre fue voluntariamente» y que «siempre salió llena de paz».

La joven burgalesa falleció en febrero de 2019 en el hospital de Salamanca, donde fue trasladada al ser encontrada inconsciente en la habitación de la residencia universitaria en la que vivía. La estudiante, de 22 años, habría ingerido una importante cantidad de pastillas, según apuntaron fuentes consultadas por Efe, y se encontraba en la capital salmantina porque estudiaba en la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca.