Borrar
MOVILIDAD, A PEDALES

MOVILIDAD, A PEDALES

La nueva Ordenanza de Movilidad se ha instalado en la polémica, social y política, en la que argumentos válidos se entremezclan con otros interesados sin que se consiga definir el futuro de la movilidad sostenible en Burgos

Lunes, 17 de febrero 2020, 08:17

Se han incendiado las redes. La polémica se ha instalado en las calles. Y llegan críticas por doquier. Sin embargo, la nueva Ordenanza de Movilidad ni es responsable todos los males de esta ciudad ni puede concebirse como la panacea de la movilidad sostenible. Al ... margen de los aciertos y desaciertos políticos del texto (con opción a enmienda), el éxito o el fracaso de la nueva normativa también depende de la capacidad de los burgaleses a adaptarse a los cambios y de su voluntad de convivencia, porque las calles de Burgos son de todos, sin preferencias ni privilegios.

A nadie se le escapa que, visto lo que ha costado sacar adelante una ordenanza de movilidad, al final las prisas han abocado al caos. Y todo por una falta de previsión, lo que viene a significar la ausencia de una disposición adicional que retrasase la entrada en vigor de la normativa hasta contar con todas las señalizaciones pertinentes y haber realizado toda la pedagogía necesaria para que los cambios sean entendidos por los ciudadanos. Incluso, con tiempo suficiente para enmendar aquellos errores que se pudieran detectar en las primeras semanas de implantación.

Sin embargo, de nada sirve llorar por la leche derramada y, ahora, toca apechugar y tirar para adelante. Y ser flexibles. La Ordenanza de Movilidad no ha conseguido dar solución al problema de la falta de permeabilidad de la ciudad para los ciclistas. Es más, con las restricciones derivadas del pacto político PSOE-Cs se han incrementado los problemas. No obstante, el texto también plantea alternativas, que son viables (aunque no sean las más deseables) siempre y cuando primen los valores de convivencia en las calles de la ciudad.

Si una bicicleta que circula por la calzada (una obligación que ya existía antes de la ordenanza) se encuentra con un vehículo que no respeta los límites de velocidad, intenta adelantar poniendo en peligro al ciclista y muestra un comportamiento amenazante, ¿quién es el culpable, la Ordenanza de Movilidad o el conductor incívico? Si se apuesta por el calmado de tráfico, bajando a 30 km/h el límite de velocidad en numerosas calles de Burgos, es precisamente para reducir los peligros de la circulación de bicis por la calzada, además de para minimizar el riesgo de accidente.

Repito. Lo deseable es contar con vías seguras para el ciclista, con itinerarios definidos para vehículos de movilidad personal, con espacios reservados para peatones, pero sin olvidar que los rallies no se corren por las calles de una ciudad. Y que todos los colectivos cometen imprudencias: vehículos con exceso de velocidad que no paran en los pasos de peatones; peatones que se saltan semáforos o cruzan por medio de la calzada sin mirar; ciclistas que circulan pegados a las fachadas; o patinetes eléctricos que pasan por zonas peatonales haciendo zig-zag.

Se esperaba mucho más (quizás demasiado) de la Ordenanza de Movilidad, pero conseguir que las medidas que incluye sean factibles es responsabilidad de todos. Y entiendo muy bien el malestar de los conductores con la rebaja de la velocidad máxima. Cómo no lo voy a entender si, como buenos españoles, sólo respetamos los límites de velocidad radar o multa mediante (nótese el tono irónico), y ahora mismo, en muchas calles, ni se respetan los 50 km/h como para bajar a 30 km/h. Pero no queda otra. Toca adaptarse para hacer más seguras las calles, para todos y sin victimismos.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta MOVILIDAD, A PEDALES