La pandemia, entendida desde la perspectiva de crisis sanitaria, va remitiendo. La llegada de las vacunas, un proceso no exento de imprevistos y polémicas, nos permite intuir la luz al final de un túnel cuya entraba acabábamos de traspasar hace ahora un año. Sin embargo, ... el impacto de la covid-19 en nuestra sociedad no se va a superar al mismo ritmo. «La pandemia ha hecho un proceso de arqueología», apunta Arturo Almansa, presidente de Cruz Roja Burgos, y se han ido levantando sedimentos, bajo los cuales, nos hemos encontrado problemáticas ocultas que no podemos obviar.
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En Cruz Roja Burgos, cuando echan la vista atrás, sienten la satisfacción del trabajo bien hecho. Ha sido un año muy duro, complicado, en el que se han enfrentado a una carga extra de trabajo. Sin embargo, Almansa considera que han salido fortalecidos. «No sé si de toda esta crisis saldremos mejores, lo que sí he podido constatar es que en Cruz Roja somos más fuertes y más solidarios. Y socios, voluntarios, colaboradores y el personal han sabido dar el do de pecho. Ha sido un ejercicio digno de admiración», admite el presidente.
La entidad puso en marcha, el 15 de marzo de 2020, el Plan Responde frente a la covid-19. Y, durante este año, ha atendido en Burgos a 18.017 personas. Se han dado 52.825 respuestas a través de las áreas de Sorrocos, Salud, Inclusión Social, Empleo, Educación y Medio Ambiente. Cuando estalló la pandemia y se declaró el estado de alarma, el mundo se paró, pero no así la sociedad. «Hemos tenido más problemas porque los que estaban no se han solucionado ni han desaparecido», ha recordado Almansa. Al contrario, algunos se han agravado y han aparecido nuevos.
En Cruz Roja han reforzado el sistema sanitario, ayudando al traslado de personal sanitario para la realización de curas y tratamientos, de personas con covid o de mayores. También han colaborado en el montaje de infraestructuras como el hospital de campaña de Aranda y en la realización delos cribados masivos en la provincia. Han llevado medicamentos a pacientes y particulares, han apoyado el reparto de mascarillas, pantallas y guantes, y han ayudado en el programa Arca de Noé, destinado a personas que debían aislarse pero no tenían dónde hacerlo.
El Plan Responde ha respondido a las demandas de las familias, que se han visto superadas por la pandemia: entrega de alimentos y bienes de primera necesidad, atención en situaciones de pobreza energética, apoyo y orientación laboral o colaboración en el ámbito educativo. Arturo Almansa insiste en que la pandemia ha agravado los problemas de muchas familias, quedando en evidencia por ejemplo la importante brecha digital que existe en nuestra sociedad. Ha habido que entregar tablets y tarjetas SIM a muchas familias para que los niños pudieran seguir las clases online.
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«Hay que ponerse en el papel del que tiene una brecha tecnológica», explica el presiente de Cruz Roja. Incluso del que tiene un problema de idioma. Hay recursos pero no todo el mundo tiene acceso a ellos o sabe gestionarlos, y ahí ha estado Cruz Roja. También para cosas tan simples como sacar a pasear una mascota cuando su dueño no podía, pues estaba en cuarentena, o gestionar bajar la basura a los mayores o los afectados por el virus. «Para la gente hay cosas pequeñas que son muy importantes» y que, en esta crisis, no se han descuidado.
Por descontado, no se ha dejado a un lado a todas aquellas familias que han sufrido el golpe económico de la pandemia. En pleno confinamiento, cuando el pago de los ERTE no llegaba, Cruz Roja detectó un importante aumento de las peticiones de alimentos. Virginia Barquín, directora de Intervención Social, recuerda que llegaron a entrar 70 llamadas diarias a través del teléfono 012, cuando de normal suelen gestionar una decena, al año. Y llegaban peticiones con todo tipo de perfiles, «gente que nunca imaginó que tendría que venir a tocar a nuestra puerta», apunta Almansa, pues la pandemia no ha hecho distinciones. Y, como siempre, Cruz Roja ha prestado su apoyo «sin juzgar, sin preguntar» y con fórmulas que evitan la estigmatización.
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«Siempre hemos querido que el entregar alimentos no sea un signo de estigmatización. Las colas del hambre, a veces no hay más remedio, pero marcan mucho», señala Almansa. El mensaje positivo es que, un año después, mucha de la gente que entonces solicitaba esa ayuda ahora ya no la necesita. «Siempre que se nos ha llamado, hemos ido», insiste el presidente, «y a veces haciendo un esfuerzo grandísimo». De hecho, han mantenido su programa habitual, compatibilizándolo con el Plan Responde, y reforzando la atención psicológica, otro de los imprescindibles de la pandemia.
«El miedo ha sido el gran ingrediente que hemos tenido que cocinar en esta pandemia», asegura Arturo Almansa». Así, en el servicio Cruz Roja Te Escucha, voluntarios y profesionales han atendido las llamadas de burgaleses que han pasado miedo, pero también de aquellos que han perdido un familiar y no han podido despedirlo. O de gente que no sabía cómo manejar el confinamiento, gestionar la pérdida del trabajo, que ha estado sola... Se les ha escuchado y se les ha ofrecido el apoyo psicológico que necesitaban.
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Y, aunque es cierto que la pandemia no ha hecho distinciones, que debemos dejar a un lado los estereotipos, lo que no ha cambiado en esta crisis es que «la pobreza vuelve a tener rostro de mujer», se lamenta Arturo Almansa. El 65% de las 18.017 personas atendidas eran mujeres. Además, el 20% eran mayores de 84 años. Y hay un 26% de mujeres entre los 24 y los 54 años. Eso sí, también las mujeres son mayoría entre el voluntariado. «Nuestra sociedad sufre de forma grave en las mujeres y se ayuda de forma solidaria y generosa por las mujeres».
Toda la labor realizada por Cruz Roja este último año ha sido posible gracias a 626 voluntarios, que han dedicado más de 8.000 horas. Se han incorporado 366 nuevos voluntarios, son más del doble de los que entran en un buen año, explica Esther Antolín, responsable del programa de voluntariado. «En los primeros meses nos llamó muchísima gente», recuerda, pero lo mejor es que los voluntarios que se incorporaron todavía siguen, en su mayor parte, colaborando con Cruz Roja. Y que ha habido un aumento de las incorporaciones entre los más jóvenes.
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Así, la edad media de incorporación ha bajado a los 37 años, destacando que muchos de los voluntarios nuevos estaban entre los 20 y los 29 años. «Hay una parte de la sociedad joven que es comprometida, responsable y solidaria», apunta, Ignacio Angulo, coordinador provincial de Cruz Roja. Y en la entidad hay espacio para los jóvenes. «No solo vamos a coger a una persona que se cae en un campo de fútbol o en una carrera pedestre, tenemos actividades en educación, empleo, inclusión social, medio ambiente... estamos en todas partes», asevera Almansa.
El presidente de Cruz Roja recuerda que «la solidaridad ha sido un compromiso día a día, no solo un postureo de balcones». Y un compromiso responsable. «Nuestros voluntarios son conocedores del riesgo que asumían y lo han hecho con protección y responsabilidad. No es el resultado de una solidaridad inconsciente», matiza. «Claro que han tenido miedo, es la reacción normal», pero se les ha preparado y formado para afrontar las exigencias de la covid-19.
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Además, esa solidaridad se ha visto también en el ámbito empresarial, con negocios que estaban cerrados pero se ofrecían a ayudar, o con el apoyo de Grupo Julián y Grupo De Santiago, que les han cedido vehículos. El Plan Responde ha costado 540.000 euros, que se han cubierto con una ayuda directa de 135.000 euros de la Junta, con 184.000 euros de fondos propios de Cruz Roja y con las donaciones de particulares y entidades.
Arturo Almansa asegura que «la gran lección que podemos sacar de la pandemia es que el dolor es reflexivo. Siempre que alguien se duele por algo, se pregunta por qué, y esa reflexión nos abre la puerta a buscar soluciones, ser más creativos y comunicativos». En el caso de Cruz Roja, su presidente asegura que «la fortaleza de remar siempre juntos, en la misma dirección,» les ha ayudado. «Las dificultades están para salvarlas. La piedra con la que uno tropieza, en este caso la covid-19, es la que tenemos que utilizar es para hacer nuestro refugio», reflexiona.
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