Javier, Ignacio (con el desfibrilador), Asterio y Diego, en el bar donde sucedió la intervención. ÁMC
Sucesos Burgos

La medalla invisible por salvar una vida en Burgos: «Nos quedamos con el abrazo de su mujer»

Los cuatro agentes de la Policía Local que reanimaron a una persona en parada cardíaca relatan cómo sucedieron los hechos: «Cuando ves que hay algo de pulso hay una mezcla de alivio y estrés»

Sábado, 16 de octubre 2021, 09:24

Caminan por las dependencias de la Policía Local de Burgos entre felicitaciones. No es para menos. Es lo que conlleva haber salvado una vida recientemente. Han recibido el aplauso de sus compañeros del día a día y de la sociedad, aunque el ciudadano de ... a pie no les ponga cara. Son Javier, Ignacio, Asterio y Diego, quienes el pasado miércoles, en una intervención rápida, fectuaron una reanimación cardiopulmonar de un hombre en parada cardíaca en el bar Cervantes de la calle Anselmo Salvá.

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El avisó entró a las 9:36 horas y, tan solo dos minutos después, Javier e Ignacio ya estaban practicando el masaje cardíaco y colocando el DESA (desfibrilador automático). A los pocos segundo llegaron también Asterio y Diego y, en coordinación, cortaron la calle, evacuaron al responsable del bar, a dos clientes y a la mujer del enfermo para «evitar atender a dos personas».

«Cuando vamos en el coche y nos llegan estos avisos, que esperemos que sean los menos posibles, siempre hablamos de cómo actuar. Decidimos que uno fuera directo al enfermo y el otro a por el desfibrilador», relatan los implicados en los dos minutos que duró el trayecto.

Precisamente la primera patrulla que llegó al bar Cervantes fue la única que portaba el desfibrilador. «El Ayuntamiento y la jefatura han invertido en recursos con un DESA y formación. Tienen que seguir invirtiendo, porque esto salva vidas. Igual ahora que van a empezar a funcionar los distritos, estaría muy bien disponer de uno por cada distrito», reivindican los agentes.

Adrenalina al 100%

Con el desfibrilador en mano y la adrenalina al 100%, los policías actuaron de forma veloz. El masaje cardíaco y la primera y única descarga del desfibrilador devolvieron el pulso al enfermo. Las 24 pulsaciones que se reflejaban en el pulsioxímetro de Asterio daban esperanza. «Cuando ves que hay algo de pulso hay una mezcla de alivio y estrés. Nos empezamos a preguntar qué hacemos ahora. Seguimos con la maniobra de RCP hasta que llegó la ambulancia...», rememoran los cuatro policías.

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Primeros auxilios para los más pequeños

Los agentes de la Policía Local de Burgos Javier, Ignacio, Asterio y Diego, que salvaron la vida de un hombre en parada cardíaca el pasado miércoles en Burgos, lanzan una petición que espera ser recogida. Clases de primeros auxilios para los más pequeños. «Se debería estudiar en los colegios e institutos», reclaman.

Un aprendizaje que serviría para salvar vidas. «Nosotros sabemos cuatros cosas que intentamos aplicar bien y que tienen sus resultados. Igual que se enseñan ciertas cosas en los centros educativos, esta debería estar incluida. Nosotros hemos recibido esa formación y son cursos no muy extensos», relatan los agentes, que se han amoldado a las necesidades de la seguridad ciudadana con estos aspectos.

«La Policía Local, al estar de continuo en la calle, llega primero a los sitios. Somos una especie de triaje para los sanitarios. Somos los que modificamos las peticiones de ambulancias, pues a veces, con nuestro botiquín básico, podemos solventar el problema. No es plan de movilizar otros recursos que son más escasos y a lo mejor hacen falta en otro punto. Aun así, hay algún ciudadano, al llegar los primeros, que nos dice siempre que lo que necesitan en ese momento son sanitarios y no policías», concluyen.

El primer alivio para los agentes llegó con la presencia de la ambulancia medicalizada. Transmitieron toda la información al médico para saber cuál era la situación real. A partir de ahí, los sanitarios estabilizaron al varón y se lo llevaron al HUBU, donde, tras ser operado, se recupera de la dolencia cardíaca. Ahí, tras conocer esa noticia, llegó el segundo y último alivio. Habían salvado una vida.

La gesta de Javier, Ignacio, Asterio y Diego siguió en el bar Cervantes. Era cuestión de dar apoyo a la mujer de la víctima. «Se quedó algo más tranquila al ver que su marido había recuperado el pulso. Es muy importante, en estos casos, controlar lo que rodea a la situación», añaden.

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«Al final nos quedamos con la actuación y con el abrazo que nos dio la mujer cuando se iba y su felicitación por las redes sociales. Ese día dormimos mejor, pero, en otras ocasiones, el final no es feliz. Esta misma semana, otros compañeros actuaron igual de bien en una situación similar y el resultado no fue el esperado. En un año habremos tenido cinco intervenciones parecidas a estas. Y cuando, por las circunstancias que sean no salvas la vida, te vas fastidiado a casa», apuntan los protagonistas.

Ahora les queda la satisfacción de haber ayudado a un vecino, el recuerdo de con quien han compartido la hazaña y de otra felicitación especial, la del médico que llegó en la ambulancia. «Nos dijo que fue vital nuestra actuación», concluyen.

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La historia también la vivió en primera persona Jesús Manuel Barroso, propietario del bar Cervantes. «Pidió una manzanilla y yo estaba poniendo unos cafés cuando se desplomó. Nos tocó llamar rápidamente y enseguida llegó la Policía Local. Se estaba quedando sin aire y finalmente fue un susto. He podido hablar ya con él y con su mujer. Afortunadamente está bien», rememora Barroso.

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