Avión aterrizando en el aeropuerto de Villafría. GIT

Marañón reconoce «poco probable» que Villafría tenga operativa comercial en verano

El vicealcalde insiste en que se está negociando con varias empresas para retomar los vuelos desde el aeropuerto de Burgos, pero el contexto es «complicado»

Lunes, 21 de marzo 2022, 12:58

Las semanas pasan y la margarita está empezando a quedarse sin hojas. El vicealcalde de Burgos, Vicente Marañón, ha reconocido hoy que es «poco probable» que el aeropuerto de Villafría tenga operativa comercial de vuelos este verano. Ni que decir que para Semana Santa no ... habrá aviones. Y es que, aunque el Consistorio mantiene conversaciones abiertas con varios operadores y aún «es posible» contar con algún «destino doméstico» puntual, lo cierto es que las opciones se van agotando.

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Air France fue la primera en decir no, pero no la única. Tras la negativa del gigante galo, varias son las empresas que han reconocido que Villafría no resulta atractivo para su mercado. Tampoco ha visto la opción con buenos ojos Ryanair, la última gran apuesta de Promueve Burgos para retomar la operativa de vuelos. Eso sí, cabe la posibilidad de que la compañía irlandesa acabe diciendo sí en algún momento. «Ryanair no va a volar en 2022. Sin embargo, hemos sido emplazados a septiembre de este año» para negociar una posible operativa a partir de marzo de 2023, ha asegurado Marañón.

Sea como fuere, las conversaciones con unos y otros permanecen abiertas con la esperanza de recuperar en algún momento los vuelos, aunque sea de manera puntual en verano.

No obstante, el propio vicealcalde ha reconocido que la coyuntura es «complicada». No en vano, Villafría ha perdido el poco prestigio que podría haber alcanzado en algún momento y ahora hay que «reconstruir» su imagen de cara a las compañías. Básicamente, el aeropuerto de Burgos no es atractivo para las operativas comerciales tradicionales. Sí lo está siendo, eso sí, para la formación, como demuestra el paulatino crecimiento de la escuela de pilotos.

A mayores, el contexto económico no ayuda a recuperar esa imagen. La guerra en Ucrania, sumada a las incertidumbres de la economía mundial y, sobre todo, el disparatado precio de los combustibles, que supone el 25% del gasto de las aerolíneas, hacen que éstas tengan «reticencias» ante la exploración de nuevas rutas» y se están mostrando «extremadamente prudentes» en este sentido.

Vamos, que los nubarrones siguen acechando al aeropuerto burgalés sin que de momento se abra algún claro.

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